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Seriéfilo: enero de 2019

Me las prometía muy felices en este mes de enero. Iban a ser unos días tranquilos de vacaciones para todos: niños, mayores y series. Calculaba tener dos o tres semanas seriéfilas medianamente relajadas, aprovechando la falta de estrenos relevantes para ponerme al día con las series pendientes tras un prolífico 2018. El mal tiempo también pondría su granito de arena: lluvia y frío para impedirme salir de la cueva y maximizar mi exposición a la pantalla.

Los augurios eran buenos; traté de unir el año saliente y el entrante a la manera seriéfila: empezando una serie el día 31 de diciembre y acabándola el 1 de enero. Para no arriesgar, elegí una miniserie inglesa de la BBC con John Malkovich interpretando al gran detective Hercules Poirot. ¿Qué podía salir mal? Pues todo. The ABC Murders es una miniserie totalmente olvidable que en ningún momento logra captar el interés del espectador ni por el asesino, ni por los crímenes… ni por Poirot. Malkovich aparece plano, apático, sin carisma; no se encuentra al personaje creado por Agatha Christie por ningún lado. Decepción mayúscula para empezar el año. Pero, aún sin saberlo, mis planes iban viento en popa.

Mi relax empezó a deshacerse como un azucarillo cuando me puse al día con la única comedia del 2018 que hacía brillar el baúl de las series pendientes. A duras penas podía mantenerla allí cerrada; Kidding quería salir con todas sus fuerzas. Showtime ha hecho posible que los caminos de John Carrey y Michel Gondry se crucen otra vez. Y la magia salió a borbotones, como cuando estrenaron la maravillosa ¡Olvídate de mí! (2004, Michel Gondry). De hecho, Kidding mantiene su espíritu: es una comedia distinta, surrealista, en la que la inocencia más pura y la bondad infinita siempre triunfan frente al materialismo adulto y gris. Es una comedia infantil y al mismo tiempo adulta, un caos con orden de fondo y forma, cínicamente alegre e hilarantemente triste. También es amarga, pero no deja de ser una comedia. Gondry nos ofrece lo mejor que tiene y a la vez lo contrario, para gran disfrute de los que todavía mantenemos un pedacito de la inocencia que, hace mucho tiempo, recordamos haber tenido.

Y aquí es cuando mi plan hizo aguas definitivamente. El calendario todavía marcaba el 3 de enero cuando sucumbí ante la quinta temporada de Luther (BBC One). Nuestro detective, esta vez sumido en un oscuro callejón moral, no defraudó. Haciendo equilibrio sobre una línea cada vez más difusa que separa el bien y el mal, Idris Elba intenta salvar lealtades a base de vender su alma. Son cuatro capítulos que saben a poco pero que recuperan al mejor John Luther, con dos tramas paralelas que le llevarán al límite y que nos mantendrán pegados a la pantalla. Quienes lo conocemos, sabemos lo que esta serie puede dar de sí; los que no, ya tardan en hacerlo. Esta serie nos ha dado a uno de los mejores detectives del cine policíaco de los últimos años.

Poco después, los ingleses trataron de compensar el mal trago que me hicieron pasar a principio de año, porque Manhunt (ITV) me pareció otra miniserie soberbia. Ojo, no confundir con la americana Manhunt: Unabomber (Discovery), que también fue magnífica, pero no tiene nada que ver. En este caso, la producción inglesa también está basada en hechos reales, en este caso en el asesinato de una joven francesa en Londres. Seguimos al equipo que investiga el caso y finalmente lo resuelve. Lo que destaca en este caso es el realismo con el que desarrolla la historia. Para empezar, no hay protagonismo de ningún detective taciturno y solitario, dispuesto a resolver el caso él solo. Este es un trabajo de equipo, sin ideas felices y con muchas horas de patear calles, ver vídeos de cámaras de seguridad, interrogar a testigos, buscar en bases de datos… Más que inspiración y agudeza, se necesita constancia y trabajo duro. Lo increíble de esta serie es que, a pesar de mostrarnos un trabajo metódico, consigue mantener un ritmo altísimo que, tras tres episodios, nos deja un muy buen sabor de boca.

Y si los ingleses apretaron desde el principio del año, los americanos no iban a ser menos. Netflix ya tenía en la parrilla Las escalofriantes aventuras de Sabrina, una adaptación de los cómics del mismo nombre que readaptan la sit-com de los 90 sobre la bruja. Una comedia familiar para todos los públicos ahora transformada en un drama adolescente más oscuro. Aunque no la consideraría una serie de miedo, ya que se puede ver sin tener que cerrar los ojos en ningún momento, sí que tiene una ambientación tenebrosa; aquí las brujas comen carne humana y los sacrificios se hacen con sangre de verdad. Serie muy entretenida y muy por encima de su predecesora de los años 90. Su segunda temporada llegará muy pronto, el 5 de abril de este año, diez días antes de que se estrene la última temporada de Juego de tronos (HBO), que es en lo que todos estabais pensando al referirme a la primavera seriéfila que poco a poco se nos viene encima.

Siguiendo con el tema adolescente, Netflix, también estrenó este mes Sex Education, una comedia que toca todos los clichés del género pero con mucho acierto y cuidado. No encontraremos aquí una trama original: por carambolas del destino, el nerd del instituto se asocia con una de las chicas más populares en un negocio que les llevará a conocerse mejor y hacerse amigos. A partir de aquí, todo lo que os podáis imaginar que pueda pasar en una serie de este estilo, pasará. El trío amoroso, los malentendidos; el estudiante deportista, chico diez, que no es feliz; el malote acosador… No falta nada que no hayamos visto ya en cualquier película de American Pie.

Lo que hace especial a esta series son los personajes, tanto a nivel de actuación, ya que todos encajan perfectamente en su rol; como en su desarrollo, ya que están tan bien matizados que no se limitan a ser un simple cliché, como ocurre en la mayoría de las comedias adolescente. Aquí todos crecen hasta lograr que empaticemos con ellos y que nos importe todo lo que les pasa. El sexo pone el resto, incluidos la mayoría de los gags. Como gancho publicitario tenemos, por cierto, al personaje secundario de la madre del protagonista, interpretada por una Gillian Anderson que trabaja como terapeuta sexual.

Por seguir con el rollo comedia adolescente y antes de que se estrene su segunda temporada, me puse al día con Derry Girls (ITV), una comedia ácida protagonizada por cinco adolescentes en Irlanda del Norte antes de que el IRA abandonase las armas. Con una banda sonora noventera sensacional, esta comedia totalmente irreverente no se corta nada haciendo chistes con todo lo que se ponga por delante. Salvando las distancias, me recordó a la también inglesa, salvaje e inclasificable, The Inbetweeners (E4) que recomiendo a todos los que no hayan tenido todavía suficiente humor adolescente cargado de sexo.

Y por si esto fuera poco, para rematar el mes desembarcó en la parrilla de Netflix la segunda temporada de El Castigador. Abandonamos por fin la adolescencia y la violencia más salvaje se apodera de todo. La segunda entrega de la serie empieza perezosa, con un Frank Castle familiar, pero enseguida se desata el infierno de golpes y huesos rotos. Hay que reconocer que la historia es mucho más floja que la de la anterior temporada; esta se intuye como una excusa para ver al Castigador en acción, pero al menos ese aspecto sigue bien resuelto. Las peleas son lo mejor de la serie y se ve que los productores saben que tienen a un personaje único dentro del universo Marvel, porque es aquí donde ponen toda la carne en el asador. Personalmente, no me convencen las partes en que Frank se convierte en una especie de padre protector; cuando mejor funciona el personaje es en su faceta solitaria y antisocial, pero las escenas de acción compensan cualquier fallo de la trama, que esta vez los tiene (y algunos de bulto).

Para no acabar tan salpicados en sangre y volviendo al tema predominante del mes, tengo que comentar la decepción del comienzo del año: la segunda temporada de la comedia futurista de humor grueso Future Man (Hulu). Le tenía muchas ganas después de una sorprendente y originalísima primera entrega, pero estos nuevos capítulos carecen de la chispa de los anteriores. Además, la historia tampoco acompaña, por lo que deriva en varias entregas de un aburrimiento de media hora en la que no se esboza ni media sonrisa. Una lástima.

Como veis empieza un nuevo año prometedor, con mucha energía y con todos los canales poniéndose las pilas desde muy temprano. Y esto no es nada comparado con lo que nos espera el próximo mes, True Detective (HBO), Blak Monday (Showtime), Kingdom (Netflix) y muchas sorpresas más. Esto no para. Agárrense.

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