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Ocio

¿Habría vestido Conan un chaleco rosa? La increíble leyenda del origen de He-Man

Nos quedaba claro desde la intro de la serie: él era Adam, príncipe de Eternia, defensor de los secretos del castillo Grayskull (y aquel tigre verde y cagón que estaba a su lado era Cringer, su fiel amigo). Nos lo decía con convicción, mirando a cámara: un fabuloso poder secreto se encontraba en sus manos cuando desenvainaba su espada mágica y gritaba, como el rapero Snap, que él tenía el poder. Así, con ese rito fabuloso, el pardillo rubiales con chaleco rosa que nos hablaba se convertía en He-Man, el hombre más poderoso del universo. Pero… ¿y si todo eso fuese mentira? ¿Y si He-Man no fuese quien decía que era?

He-Man

Rememorando los ochenta: muñecos, rumores y series animadas

Los ochenta están de moda. Desde idealizar románticamente la movida madrileña hasta convertir en superventas libros que reivindican la generación EGB. Los eighties están en el candelero y eso se debe, en buena medida, a que los que nacimos (o crecimos) en dicha década empezamos a tener una edad en la que las incertidumbres del futuro y, sobre todo, las certezas del presente nos hacen desviar cada vez con más frecuencia nuestra mirada a un pasado bañado por la nostalgia.

Así que a nadie debe extrañar que participemos aquí de ese festival de la morriña y fijemos nuestra atención en uno de los hitos fundamentales de nuestra infancia y, por qué no decirlo, también de parte de nuestra adolescencia: los dibujos animados (inclúyanse en esta etiqueta, por supuesto, a las series de marionetas: In Jim Henson We Trust). Sí, esos productos televisivos que nos hacían flipar en colores después de clase y a través de los cuales nuestros tiernos cerebros de querubines fueron bombardeados subliminalmente por pequeños misterios que solo con los años nos atrevimos a intentar desentrañar. Uno de esos misterios es lo que nos ha traído hoy hasta aquí: el de la identidad de He-Man.

Entre el príncipe Adam y un Conan rubiales

He-Man y Adam

Al igual que el bueno de Clark Kent, al que le valía con quitarse las gafas, soltarse un rizo en la frente y ponerse un pijama de colores con capa para convertirse en Superman, al príncipe Adam de Eternia le servía con sustituir su chaleco rosa por un taparrabos y gritar como un energúmeno: «¡Por el poder de Grayskull, yo tengo el poder!» para convertirse en su superheroico álter ego He-Man. Y nadie en todo el bendito planeta parecía darse cuenta de que ambos eran la misma persona. Y eso que ni siquiera llevaba un antifaz…

Pero a nosotros esta pequeña grieta en un argumento tan coherente como el de la serie (ejem) nos la traía al pairo. Solo queríamos que el tío se vistiese de bárbaro y protegiese el castillo Grayskull ante las hordas malvadas de Skeletor. Sin embargo, con los años empezamos a hacernos preguntas y más aún cuando gracias al mundo de la blogosfera indagamos en el origen real de los Masters del Universo, es decir, el de sus muñecos (porque sí, conviene recordar que al contrario de lo que suele suceder, en este caso primero vinieron ellos y después los dibujos) y descubrimos una leyenda urbana que proporcionaba al misterio de la identidad de He-Man dimensiones cósmicas: no solo se trataba de que este fuese el príncipe Adam semidesnudo, si no que su verdadera identidad era la de Conan, con media melena y teñido de rubio. Expliquémonos.

El rumor

Conan The Barbarian

En 1982, el mismo año en el que se pone a la venta la línea de muñecos de los Masters del Universo, se estrena en los cines Conan, el bárbaro de John Milius. Según el rumor, ante la explícita violencia del film, Mattel, compañía de juguetes a la que se le habría encargado el merchandising del mismo, opta por abandonar tal empresa y reutilizar el material sometiéndolo a pequeños cambios que les permiten lanzarlo bajo un nuevo sello. Así nace He-Man, que vendría a ser básicamente un muñeco de Conan con media melena de color rubio panocha.

La historia es tan cómicamente absurda que ojalá fuese cierta. Y casi lo es. De hecho, hubo dos razones poderosas para construir dicha leyenda: un juicio por plagio y la supuesta existencia de un muñeco de He-Man con el pelo marrón.

El juicio

Original He-ManEn 1982, Conan Properties International (CPI) demandó a Mattel por los obvios parecidos entre He-Man y el guerrero bárbaro. Dicha demanda fue desestimada, entre otras cosas, por la imposibilidad de demostrar, como advertía la CPI, tanto que el inocente consumidor pudiese comprar el muñeco de He-Man confundiéndolo con el de Conan, como que el personaje de Mattel fuese un bastardo no reconocido del Cimmerio en mayor medida que del propio género de espada y brujería. El surrealismo del asunto llegó a su máximo paroxismo cuando, como argumento acusativo, se compararon las medidas corporales de Arnold Schwarzenegger con las del muñeco.

Pero del juicio se extrae un hecho muy significativo que justificaría el malestar de los garantes legales de Conan y que pudo cimentar parte del rumor de la supuesta trasmutación rubia del bárbaro: en julio de 1981, Conan Properties International, a través de su agente, la Conan Licensing Company, suscribió con Mattel un contrato de licencia por el cual se le concedía a esta «el derecho a hacer y vender ciertas figuras de acción plástica de Conan y personajes secundarios como se representa en la película Conan». El acuerdo, de características muy específicas, fue rescindido en enero de 1982 por la propia Mattel, disponiéndose que todos los materiales creados y desarrollados fuesen devueltos.

Savage He-Man

Savage He-ManEl otro pilar de la leyenda del origen de los Masters del Universo lo encontramos cuando, hace unos años, el coleccionista Darren Flower publicó una imagen de un supuesto He-Man con el pelo oscuro que había llegado a sus manos, según explicaba, a través de la oferta de un email desconocido. Se trataba de un muñeco similar al de la primera línea puesta a la venta por Mattel, pero con el pelo castaño (matiz importante, ya que así era el que lucía Schwarzenegger en la película de Conan, a diferencia del negro descrito en los relatos literarios) y con complementos bárbaros. El anónimo vendedor le explicó a Flower que se trataba que un muñeco que había guardado en su bolsa desde niño y que por tanto no podía identificar su origen. Pero el anzuelo ya estaba echado: la conexión saltaba a la vista.

Los coleccionistas se lanzaron con entusiasmo a la enigmática tarea de descifrar el misterio de su origen, mientras iban apareciendo ejemplares similares, todos ellos sin empacar, y que eran ofrecidos (y comprados) en los círculos especializados a precios desorbitados. El asunto fue de tal calibre que el Savage He-Man llegó a hacerse un hueco en algunas guías de precios de juguetes y la propia Mattel, suponemos que con ganas de cachondeo (o quizá para seguir alimentando la leyenda), le hizo su guiño particular sacando en la línea de Masters del Universo Clásicos el personaje «salvaje» denominado Wun-Dur.

Las conclusiones a las que llegaron los coleccionistas fueron varias, aunque poco consistentes. Hablaron de una promoción de la empresa Wonderbread, aunque la compañía no tiene registros de ella (pese a que se sabe que intentó un acercamiento comercial a los Masters del Universo) y también de una partida defectuosa con la que se habrían quedado los propios empleados de Mattel, hecho del que tampoco hay constancia. La teoría más creíble y lógica, analizado exhaustivamente cómo ha sido el Savage He-Man (muñeco, complementos, empaquetamiento…) es que se trata de una falsificación que ha intentado precisamente beneficiarse del rumor.

Masters del Universo: el reverso barbarizado de Star Wars

He-Man Horde

Tras años de testimonios por parte de los interesados, la versión oficial del origen de He-Man (para el que se barajaron nombres tan estrambóticamente sugerentes como Megaton Man o Big Man) es monolítica: se trataría de un producto diseñado por el equipo liderado por Roger Sweet, y que comenzaría a realizarse ya en 1980, dos años antes de que se estrenase Conan, el bárbaro. Esto, que en un primer momento puede parecer un argumento definitivo, no lo es tanto si consideramos que el proceso de preproducción del film se remonta a 1979 y que Mattel tuvo acceso a él al menos durante un año (1981-1982), gracias al contrato firmado con Conan Licensing Company.

La realidad es que nunca sabremos si la compañía de juguetes rechazó realizar el merchandising de la película una vez visionado el metraje. Si bien el acuerdo con la CPI evidencia un interés al respecto, la demanda interpuesta en 1982 hace inviable que ninguna voz de Mattel lo reconociese posteriormente, ya que sería igual a confirmar que utilizaron el material que circuló por sus manos para crear a He-Man. Evidentemente, no hay que tener mucha imaginación para deducir que eso es precisamente lo que hicieron, aunque esta conclusión no tenga que significar necesariamente que He-Man fuese un trasunto oxigenado de Conan. Al fin y al cabo, la influencia del bárbaro es obvia en él, pero lo mismo se puede decir de otros muchos referentes del género. De hecho, la versión oficial señala que el origen de los Masters del Universo se encuentra en el rechazo de Mattel a fabricar los muñecos de Star Wars (un epic fail equiparable al de los editores que rechazaron el primer manuscrito de Harry Potter) y que les llevaría a intentar lanzar una línea de éxito que los redimiese. Esta afirmación tiene sentido si se analizan las características de la historia y mitología con las que se dotó a los Masters del Universo, primero a través de los minicómics que acompañaban a los muñecos y luego con la exitosa serie de animación producida por Filmation. Y es que más que una versión infantilizada de Conan, las aventuras de He-Man responden a la esencia de una space opera en la línea de Flash Gordon o John Carter, con esa mezcla de ciencia ficción y fantasía que, de acuerdo a la fisionomía de su protagonista (no tanto al trasfondo de su carácter) y al diseño estético y narrativo de su mundo, se podría identificar también con el subgénero de espada y planeta.

Prince AdamPor tanto, no deja de ser curioso pero totalmente coherente que los Masters del Universo fuesen la respuesta a Star Wars por parte de una compañía de juguetes. Cierto es que nosotros jugábamos con los muñecos de He-Man como si del propio Conan se tratara, pero porque básicamente representaba a la perfección el prototipo heróico del momento: un mostrenco en calzoncillos cuyos músculos de acero se movían mucho más rápido que su cerebro. Pero más allá de hercúleas anatomías y de rumores sobre tintes de pelo, hay una pregunta cuya respuesta debería de acabar de una vez por todas con el interrogante de la identidad de He-Man: ¿habría vestido Conan un chaleco rosa?

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6 comentarios

  1. También se podrían establecer similitudes entre el descarnado Skeletor y el hechicero Thoth Amón, ¿no? ¿Hay en He-Man un equivalente al dios serpiente Set?

  2. En efecto, Fer, hay similitudes entre ambos personajes. De hecho, creo recordar que el propio Skeletor (el muñeco) tenía una montaña serpiente o algo parecido. Existen verdaderas tesis escritas por ahí al respecto. No era el caso aquí, de todos modos, el de profundizar en cada una de las conexiones. ¡Eso para una segunda parte! ;)

  3. Se que he-man es una mescla de varios personajes pero se convirtio en historia propia nada de copias, y me gustaria saber el origen de she-ra por que lo unico que se es que salio del exito de amos del universo pero ¿Cual es la mujer que se parece a ella? Porque los creadores fueron genios al realizar estos comics

    1. Hes primo mio el Jiman sobrino de mi tia Yesi, se pasa la bida en el gim musculandose. El domingo come en casa que es cumpleaños de la nona le voi a preguntar por la Sira k stuvieron juntos pero el andava con la Gime o la Pato ese tiempo tb, no se si acordara. Creo que tenia huan ermana mas chica pero linda no se como se llama ya le prengunto i te escribo

  4. Hablando de la Movida Madrileña y He-Man, siempre pienso que la estética en el vestir es parecida. Por ejemplo: Ana Curra parece una mezcla de Evil-Lyn de He-Man con Futura de los Cazafantasmas de Filmation (la misma compañía que sacó a He-Man en dibujos). Cuando oigo a algun cantante de alguna banda de la movida me lo imagino a Mer-Man poniendo su voz a las canciones.

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