Perro robot para la jauría humana – 29 de octubre
Al ejército de Estados Unidos le han ofrecido un perro robot francotirador. Lo han presentado en el encuentro estadounidense para armas terrestres. El modelo se llama Rifle no Tripulado para Fines Especiales. Acrónimo en inglés, SPUR: espuela. Lo fabrican dos compañías, Sword Defense Systems y Ghost Robotics. Sistemas de Defensa Espada y Robótica Fantasma. Espuela, Espada, Fantasma, ecos de novelas de fantasía: son en realidad una caja de metal unida a cuatro patas y un rifle capaz de disparar a 1.200 metros de distancia. Este perro robot es un dron de tierra para matar por control remoto. La empresa lo define como «el mejor amigo de los combatientes».
La industria de los perros robot está en auge. La compañía líder es Boston Dynamics, con sede en Massachusetts. Sus ingenieros han salido del MIT, el Instituto de Tecnología más famoso del planeta y el sexto centro académico que más millonarios produce en Estados Unidos. El robot más conocido de Boston Dynamics se llama Spot: es amarillo y negro y no tiene cabeza, apenas un tronco y cuatro patas. En Singapur repartía medicamentos en los hospitales covid. La policía de Nueva York llegó a sacarlo a patrullar, pero tuvieron que retirarlo por las críticas: según el portavoz del alcalde, el perro robot era «extraño y alienante».
Los perros robot utilizados para husmear en allanamientos de morada en el Bronx, o para matar a distancia a los enemigos de Estados Unidos, molestan por sus formas. No son asépticos, como los drones que durante 20 años han sobrevolado Afganistán y han matado a 4.130 personas en la estimación conservadora del Pentágono. Los cachorros robóticos asustan porque parecen criaturas vivas. Pero también porque son más autónomos que un avión teledirigido por el mero hecho de tener patas. Según el análisis de The Diplomat, la autonomía tiende a reforzarse a sí misma. Y a más autonomía, misiones más ambiciosas. No hay monstruos sin una razón soñadora.
Paul Verhoeven imaginó un cuerpo de policía semiautómata en Robocop, donde los auténticos criminales son los empresarios que alimentan el crimen para vender sus artilugios. Y repuestos casi de por vida: «¿a quién le importa que funcione o no?». Treinta años más tarde, la serie Black Mirror mostró un mundo donde los perros robot cazan a los humanos. El capítulo se titula Cabeza Metálica. Los perros recuerdan a Spur. Son implacables. Terminators. El episodio es terrorífico. Incluso cuando The Stranglers, los estranguladores, cantan Golden Brown, esa oda a la heroína: «nunca hay un ceño fruncido con el marrón dorado», mientras la máquina acecha.
Extramuros es una columna informativa de Efecto Doppler, en Radio 3. Puedes escucharla aquí.
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