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El fascismo crece sobre el gran malestar del Primer Mundo – 10 de enero de 2018

Miles de brazos alzados saludaron en Roma este domingo a sus héroes fascistas. Las manos tiesas por el frío y la furia señalaron en la calle Acca Larentia el lugar donde tres militantes del Movimiento Social Italiano fueron tiroteados hace cuarenta años. Los fascistas desfilaron por el barrio de San Giovanni en formación militar, tras una pancarta que decía «honor a los camaradas muertos». «Presente», gritaban en coro, como en tiempos de Mussolini. La marcha estaba convocada por CasaPound, la organización fascista más importante de Italia. Se llama así por el poeta Ezra Pound. Estadounidense, filo-italiano, antisemita. «Hablad contra las ataduras», escribía.

CasaPound tiene sedes por toda Italia y la de Roma levanta seis plantas. En el último año ha abierto veinticinco locales, muchos de ellos en ciudades donde la inmigración es «un problema». «Nos contagian sus enfermedades», afirma uno de sus líderes. El racismo es uno de los motores del fascismo italiano, que crece con la crisis y la corrupción. Como lo hizo con Mussolini. Como lo hizo con Hitler. Como lo hace hoy Alternativa para Alemania, el tercer partido más votado del país y que hoy condiciona toda la política de la locomotora de Europa. Inmigrantes, refugiados, pobres que rezan a otros dioses. «Una revolución conservadora», piden en Baviera los socialcristianos.

La nueva política es un giro reaccionario en el mundo rico pero empobrecido en sus capas medias y bajas. Es lo que pasa en Estados Unidos, donde un presidente multimillonario baja impuestos a las grandes corporaciones y anuncia deportaciones masivas para la mano de obra barata y extranjera. Como los salvadoreños. Doscientos mil tienen año y medio para pedir papeles si no quieren una patada de vuelta a la pobreza y la violencia. Muchos entraron al país por Arizona, donde el sheriff Arpaio, indultado por Trump, creó un «campo de concentración» para migrantes. Arpaio es fan declarado del Ku Klux Klan. Ahora es noticia porque se presenta a senador para hacer «America Great Again».

«Roma para los romanos», gritan en Casa Pound, que hoy desprecian a los inmigrantes como hacía su admirado poeta con los judíos mientras los trenes nazis los conducían a un viaje de cenizas. «Demasiado polvo, demasiada ceniza», cantan en el cabaret de Babylon Berlin, la gran serie de la televisión pública alemana que retrata los convulsos años antes de que Hitler llegase al poder por el mandato de unas urnas de odio. Entonces la música ya desinhibía de traumas de guerra y miseria. Alemania era brillante y oscura, y se sentía perdida sin tierra que gobernar. Los nazis le dieron un sentido y con los brazos en alto la llevaron junto al mundo a un paraíso de manos muertas.


Notas de Extramuros es una columna informativa de Siglo 21, en Radio 3. Puedes escucharla en el siguiente audio y acceder al programa pulsando aquí. También puedes revisar todas las Notas de Extramuros en este tumblr.

Víctor García Guerrero
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