Benito Muros: «Debemos ser los ciudadanos quienes empujemos a los políticos participando para cambiar las cosas»
Benito Muros lleva un tiempo siendo vigilado por el foco mediático, pero documentarse sobre su trayectoria resulta relativamente complicado. La mayoría de las noticias, entrevistas y artículos que cuentan su historia desde que apadrinó el lanzamiento de la bombilla eterna, relatan las polémicas en las que se ha visto envuelta su figura. Héroe para unos, enemigo de muchos, Muros contesta con claridad a todo lo que se le pregunta, tratando de despejar las dudas que desde hace tiempo parecen acorralarle y resignado, quizá, a que dar una entrevista sirva tanto para difundir su mensaje como para avivar el fuego que trata de quemarle.
El comercio justo es un ámbito en el que el protagonismo es más para los productos que para las personas y, sin embargo, hay un producto y una expresión a los que su nombre ha quedado asociado: la bombilla eterna de Benito Muros. ¿Cree que su popularidad es el resultado de haber desafiado las normas establecidas en el mercado?
Muy probablemente sí, aunque nunca fue mi intención. Como nunca fue mi intención fabricar bombillas para comercializarlas, sino únicamente para llamar la atención y demostrar que las cosas se pueden y se deben hacer de otra manera; para evitar un desastre medioambiental y el endeudamiento permanente de las personas, empresas y estados, al financiar el modelo del crecimiento que nos lleva directamente al abismo.
Pero es verdad que quizá los medios pusieron más el acento en que mi objetivo era un desafío al sistema y a la industria, cuando en realidad solo era y es, ahora desde la fundación Feniss, una invitación a todos para caminar juntos hacia un modelo económico verdaderamente sostenible, respetuoso con el medio ambiente y las personas. Y sé que no se puede conseguir en poco tiempo, pero al menos he conseguido que se hable, que se muevan conciencias, que en Francia se promueva una ley en contra de la obsolescencia programada, y que un partido político que se presenta a las próximas elecciones del 20D lleve en su programa político la eliminación de la obsolescencia programada como fórmula para llegar a una redistribución de la riqueza justa y necesaria. Yo mismo les he desarrollado ese apartado de su programa político.
Volveremos sobre la política, pero antes es importante aclarar algunos aspectos sobre su proyección pública. Después de que su nombre quedara asociado a la lucha contra la obsolescencia programada, la bombilla que le dio la popularidad se vio envuelta en algunas polémicas. ¿Se sintió muy presionado tras su comercialización?
Sí, mucho, hasta el punto de que he tenido que dejar de comercializarla, dado que es muy difícil poder acceder a la distribución tradicional. Por eso he creado Feniss, para ayudar, con todo lo que he aprendido en este tiempo, a inventores y empresas que quieren fabricar de forma sostenible. Pero el sistema se lo impide, por falta de financiación, etc.
¿Cuál fue, concretamente, su peor experiencia personal en este sentido?
Para crear un nuevo modelo económico y social basado en la sostenibilidad y en el respeto por las personas, de lo primero que hay que huir es de protagonismos personales y de ambiciones económicas. Probablemente, la traición de alguien en el que confiabas para ese proyecto sea lo más duro de estos años. Las amenazas hacia mi persona o los comentarios falsos no son lo importante; y mucho menos si son creíbles o no. Al final, el tiempo pone a cada uno en su sitio. Lo importante es el proyecto de cambio y los retrasos que produce no haber sabido rodearme de las personas adecuadas para avanzar más rápido y con paso firme. Y para esas personas que se han quedado en el camino por creer equivocadamente que esto era un proyecto económico o personal, para enriquecerse, y al no conseguirlo han actuado de forma contraria a la ley; a quienes han vertido comentarios falsos en internet o han hecho manifestaciones a través de prensa que no contrasta las informaciones; a los que han cometido apropiaciones indebidas… debo decirles, a los que ya han sido condenados en firme por la justicia, que yo personalmente los perdono. Y a los que están siendo juzgados en este momento por delitos muy graves, debe ser la justicia quien decida. Pero yo, personalmente, también los perdono, porque debemos construir la nueva sociedad desde la integración de todos. Desde el perdón, nunca desde el rencor.
Al buscar información sobre aquel producto, aparecen varias críticas. Una de ellas viene a decir que la bombilla de Iwop recibió una gran atención mediática, pero nadie se molestó en comprobar si cumplía con lo prometido. Se escribió, incluso, que era peligrosa…
Mientras yo estuve en Iwop, la bombilla cumplía perfectamente con todo lo que se decía, con todo tipo de estudios técnicos realizados en varios laboratorios. Incluso obtuvimos el primer premio en el apartado de industria y energía de la fundación Everis. En cuanto a que era peligrosa, es totalmente falso. De hecho, nunca le ocurrió nada a nadie. Esto lo dijo en un medio de comunicación el Sr. José Luis Marcos, cuando intentó chantajearnos a todos los accionistas de la empresa, hechos por los que, junto a otros delitos muy graves, actualmente está imputado judicialmente.
Precisamente, las críticas de José Luis Marcos, que colaboró en el desarrollo del producto, son el episodio más oscuro de esta historia… ¿Cuánto daño le hizo este episodio a su empresa y cuánto, por extensión, al comercio de productos sostenibles en España, todavía un tanto empañado por esta polémica?
El daño a la empresa fue brutal, prácticamente definitivo, tal y como se propuso cuando nos amenazó. Pero sus pretensiones económicas y su chantaje, sobre todo, hicieron daño al proyecto: a las personas, más o menos veinte, en riesgo de exclusión social que ya teníamos precontratadas para ensamblar el producto; a las empresas que veían un camino, en mi iniciativa, de abrirse paso en el mercado de la sostenibilidad; a las personas que vieron un atisbo de esperanza en los pasos que estábamos dando para acabar con la lacra de la obsolescencia programada; y a la creación de un modelo económico basado en la sostenibilidad y en el respeto por el medio ambiente.
Y desde aquí pido disculpas a todas aquellas personas que creyeron y que siguen creyendo en mí. Y quiero decirles que seguiré luchando por conseguir eliminar la obsolescencia programada de nuestras vidas y por un modelo de sociedad sostenible y justo para todos. Y aunque me haya equivocado al elegir los compañeros de viaje adecuados, continuaré confiando en las personas. Eso sí, tendré más cuidado al elegir a quienes me acompañen en este camino hacia la sostenibilidad, en el que todos somos necesarios.
En ámbitos tan sujetos a la ética como este, resulta complicado huir de este tipo eslóganes que presentan la sostenibilidad como un viaje que todos debemos hacer. ¿Cuál es el origen real de sus convicciones? ¿Cuándo y por qué empezó a interesarse por la lucha contra obsolescencia programada?
Todo comenzó en 1999, cuando visité la famosa bombilla del parque de bomberos de Livermore, en California. Enseguida contacté con ingenieros que provenían de equipos de desarrollo de otras facetas y campos tecnológicos, donde comprobaban a diario que existía la fabricación mediante obsolescencia programada. No tenía la intención de comercializar nada, como no la tengo ahora. Me planteé el llevar a cabo un cambio radical de filosofía, comenzando desde la base, con un producto sencillo y difundido, como es una bombilla, y que fue además el primer producto con el que se practicó la obsolescencia programada. Pensé en que había que intentar crear una nueva conciencia mundial a todos los niveles: consumo, fabricación, distribución, diseño… Apareció como el reto de ir en contra de la destrucción de nuestro medio y fabricar productos que demostraran que sí se puede hacer de otra forma, sin dejar de ser competitivos; seguir avanzando tecnológicamente y preservar nuestro entorno natural y nuestros recursos naturales.
Parece que recientemente va dejando atrás las polémicas relacionadas con Iwop, impulsando desde la fundación Feniss el sello ISSOP (innovación sostenible sin obsolescencia programada) para distinguir los productos sin obsolescencia programada. ¿Cuáles son los objetivos que persigue con este proyecto?
Los objetivos de la fundación Feniss, podríamos definirlos en tres puntos muy concretos:
Primero, continuar difundiendo qué es la obsolescencia programada y cómo nos afecta a los ciudadanos en nuestro día a día, en el modelo económico del crecimiento, cómo afecta al planeta medioambientalmente, qué podemos hacer en nuestro día a día para luchar contra ella, etc. Para conseguir crear esa nueva conciencia social, que necesitamos para cambiar las cosas, hacemos conferencias en universidades, institutos o colegios, en asociaciones de vecinos, creamos puntos sostenibles que llamamos no tires, aprende y repara, donde enseñamos a reparar todo tipo de electrodomésticos para no crear residuos… Vamos a crear una APP, con la que, escaneando el código de barras de un producto, el consumidor conocerá la huella de carbono de ese producto, su vida útil real, dónde ha sido fabricado, si es reparable o no y el coste de la reparación. También si es reciclable, etc.
Segundo, hemos creado un concurso internacional para empresas verdes e inventores, para ayudarlos a sacar adelante sus proyectos a través de financiación ética; a través de una red comercial que pueda hacer llegar este tipo de productos al consumidor final sin demasiados intermediarios, para acompañar a aquellos inventores y empresas para que no les pase lo mismo que me ocurrió a mí. Ya existen muchas empresas que trabajan de forma sostenible y que tienen productos de calidad, fabricados localmente y con garantías superiores a lo que marca la ley, y para esas empresas y las que puedan emerger, hemos creado el sello ISSOP. Para obtener este sello solo tendrán que cumplir de forma estricta un decálogo, descrito en la web y mantenerlo en el tiempo. Vamos a ayudarlos a desarrollarse, a que tengan visibilidad, a que la gente conozca sus productos, su forma de fabricación y los beneficios que todos tenemos al usarlos.
Ahora mismo, ya son veintitrés las empresas que se están certificando. Se irán publicando en la web de Feniss y esperamos dar visibilidad a muchas otras empresas y proyectos, para que los consumidores puedan elegir productos sostenibles y fabricados sin obsolescencia programada. Esto es algo que siempre me preguntan: comprando estos productos es como se puede apoyar este nuevo modelo económico que estamos creando entre todos, basado en la sostenibilidad.
Y, como decía, también queremos influir en la política y en los políticos, ya que son los que tienen que crear leyes que impidan la práctica de la obsolescencia programada en las empresas, por ejemplo incrementando la ley de garantías (pasarla de dos a cinco años, después a diez años y sin letra pequeña); fomentando la reparación, sin que el coste de reparación sea superior al de comprar un nuevo producto; promoviendo incentivos fiscales para las empresas que trabajen y fabriquen de forma sostenible; actuando con una inequívoca responsabilidad social…
En este sentido, nos hemos dirigido a todos los partidos políticos que se presentan a las elecciones del 20D y les hemos solicitado que incorporen en sus programas electorales la eliminación gradual de la obsolescencia programada y el cambio hacia un modelo económico sostenible de verdad. Tan solo uno de los que se presentan en las cincuenta y dos provincias nos ha respondido positivamente y lo ha incorporado, Recortes Cero-Grupo Verde. Es un pequeño paso, pero estoy convencido de que otros se unirán en un futuro muy cercano. Que a nadie le quepa duda de que continuaré insistiendo.
Es evidente que cree por tanto en la política como un instrumento de cambio válido, a pesar de la influencia de los mercados en la misma.
Desde luego, creo que, en democracia, la política debería ser el instrumento generador del cambio que necesitamos, aunque debemos ser los ciudadanos quienes empujemos a los políticos participando para cambiar las cosas. El hecho de que en este momento los partidos que gobiernan habitualmente estén controlados por el poder económico y desarrollen leyes que benefician claramente a bancos y multinacionales no debe desanimarnos, ni hacernos dejar de creer en una nueva política, liderada por nuevos políticos que no estén manchados por la corrupción, ni financiados por la banca tradicional. Así no tendrán que devolver después los favores de los créditos recibidos y no devueltos.
Debemos de ser muy conscientes de la importancia de nuestro voto, leer todos los programas electorales de los partidos que se presentan a las elecciones, no tener en cuenta los minutos de televisión que tienen siempre los mismos partidos políticos… Hay que pensar que los principales medios de comunicación también están financiados por la banca, al igual que los partidos políticos que habitualmente nos gobiernan. Si votamos a esos partidos que además han participado de la corrupción en nuestro país, debemos saber que aunque nos intenten engatusar durante la campaña electoral, después, todo continuará exactamente igual, porque están a las órdenes de la banca, del FMI, del BCE, y de la OTAN. Es decir, de la Troika comunitaria y de los EE. UU.
Si verdaderamente queremos un cambio de modelo de sociedad, que pase de la sociedad de los bancos y las multinacionales a la sociedad de las personas, debemos cambiar primero nosotros mismos e iniciar el proceso, cambiando a los partidos y los políticos que han demostrado ampliamente al servicio de quién están y para quién trabajan. Desde luego, no para la mayoría de los ciudadanos.
A todas las empresas, personas e instituciones que hacen de la sostenibilidad su bandera, se les exige una especial ejemplaridad. ¿La asociación obtiene beneficios al conceder su sello a los productos o tiene otro sistema de financiación?
La concesión del sello ISSOP se obtiene cuando se solicita y se cumplen todos los requisitos necesarios de forma inequívoca. Y es totalmente gratuito, no se puede comprar.
La fundación se financia a través de donaciones de particulares y empresas que quieran hacer una donación, pero no es ningún requisito para obtener el sello. Todas las donaciones, de forma totalmente transparente, se dedican a ayudar a empresas e inventores para desarrollar proyectos que impliquen una clara apuesta por la sostenibilidad, produciendo productos o servicios que promuevan el cambio de modelo que deseamos.
¿Qué requisitos debe cumplir un artículo para que se le conceda el sello?
Por un lado, priorizar la compra de productos y la contratación de servicios que sean respetuosos con el medio ambiente, fabricados sin obsolescencia programada. Por otro, el fabricante del producto debe fabricarlo sin obsolescencia programada, utilizando preferiblemente producto local y de comercio justo. Además, debe cumplir otros requisitos:
1 – Contribuir a la mejora energética y a la disminución de emisiones, con el objeto de reducir las huellas de carbono y ecológica corporativa.
2 – Realizar una correcta gestión de residuos.
3 – Promover la cultura del consumo social y ambientalmente responsable.
4 – Apostar por una responsabilidad ambiental y la preservación del medioambiente local.
5 – Facilitar el acceso a la formación ambiental y de integración social.
6 – Evitar hacer uso de una publicidad engañosa o ambiental y socialmente irresponsable.
7 – Promover la igualdad e integración social.
8 – Facilitar la conciliación laboral, familiar y personal.
9 – Promover y difundir los compromisos adoptados hacia un modelo de gestión más sostenible y responsable. Incluir en sus contratos con terceros cláusulas que impidan la corrupción.
¿Promueve la fundación alguna otra acción para afrontar el modelo de consumo actual?
En realidad, todo lo que hacemos va enfocado a cambiar hacia un modelo de consumo y de sociedad sostenible: la concienciación, el sello ISSOP, o los puntos sostenibles… A partir de enero, el último jueves de cada mes, haremos unas charlas debate sobre temas relacionados con la sostenibilidad, energías limpias, obsolescencia programada, energías libres, etc. También haremos, a lo largo del año, un concurso fotográfico en el que nos gustaría que todo el que quiera participar nos describa en fotos cómo es nuestro mundo consumista actual y cómo vería a través de la cámara un mundo sostenible, justo y solidario.
En enero, comenzaremos la internacionalización de Feniss. Tenemos once países interesados en que Feniss y sus valores se trasladen a sus países, para también poder ayudar de la misma forma a empresas sostenibles o inventores.
Sin duda, el consumidor tiene que cambiar su comportamiento, pero en ocasiones se antoja difícil, cuando incluso algunas empresas que se promocionan como sostenibles se suman a campañas como la del Black Friday.
Claro, acciones como las que usted menciona son completamente contrarias a los valores de la sostenibilidad y yo nunca las aceptaré en ningún proyecto en los que yo pudiera estar. Ningún producto que se sume a este tipo de campañas llevará el sello ISSOP, ya que por supuesto el Black Friday representa al consumismo especulativo y sin responsabilidad social alguna.
Pero, ¿estaría preparada la economía mundial para afrontar la desaparición de la obsolescencia programada o cree que es algo que, necesariamente, debería abandonarse de forma gradual para no estresar el mercado de trabajo?
Desde luego que en este momento no estamos preparados para hacer desaparecer la obsolescencia programada de la noche a la mañana. El sistema colapsaría, se perderían innumerables puestos de trabajo y se pondría en peligro todo el sistema financiero global.
Es algo que debemos llevar a cabo de forma gradual, en diez o doce años, mínimo. Primero, comenzar a preparar el sistema productivo: la industria, la fabricación local, la extracción de la materias primas, los recursos naturales, las energías limpias… Todo está relacionado. Hasta alcanzar un modelo sostenible. Pero no tenemos más de veinte o treinta años, antes del que el planeta colapse y nos quedemos sin tiempo para actuar de forma gradual. Después, nuestro planeta, el único que tenemos, nos obligará a efectuar cambios repentinos y obligados, con consecuencias impredecibles.
¿La lucha contra la caducidad artificial de los artículos pasa por convertir en valor añadido la sostenibilidad o quizá es más importante la labor informativa sobre el consumidor para incidir en la demanda?
Los dos aspectos son necesarios, aunque uno tiene una visión micro y la otra macro. Lo que nosotros llamamos la pedagogía del cambio, que es a lo que usted llama labor informativa, es un nivel macro al que hay que llegar con los medios de comunicación verdes o directos, que para nosotros son algo muy importante: debemos saber discernir entre los medios de comunicación que nos ayudan a impulsar el cambio hacia un modelo sostenible y aquellos que solo buscan la noticia puntual o el sensacionalismo.
En cambio, ayudar a empresas a que sean capaces de crear valor siguiendo las consignas de sostenibilidad del sello ISSOP es una labor de nivel micro, pero igualmente necesaria, ya que si conseguimos que estas empresas hagan rentables sus servicios o productos sostenibles, crearemos tendencia, materializando así el cambio que deseamos. Este método es quizá más laborioso, pero más seguro, ya que nos permite estar en contacto con las empresas y ayudarlas en la mejora de sus procesos para conseguir los objetivos deseados.
Usted lleva ya un tiempo funcionando en este ámbito y acumula muchas experiencias. ¿Cómo ha evolucionado el consumidor a lo largo de ese periodo? ¿Cree que se ha avanzado en la lucha contra la obsolescencia programada?
Sin duda, se ha avanzado y más de lo que muchos creen. El consumidor está mucho más concienciado de que debemos cambiar hacia un modelo de sociedad sostenible; también los medios de comunicación comienzan a hablar abiertamente de la necesidad de este cambio. Yo recuerdo las primeras entrevistas, en las que me decían que esto de la obsolescencia programada era un mito, una leyenda urbana. Me costaba mucho convencerles. Por eso me decidí a fabricar la bombilla, para demostrarlo, en vez de solo decirlo. Ahora ya nadie lo pone en duda. Las preguntas y las reflexiones se encaminan a ver qué podemos hacer para acabar con la obsolescencia programada o qué consecuencias tendría no hacerlo. Algo que, por cierto, los que llevamos tiempo luchando contra ella tenemos muy claro.
¿Cuál sería, en su opinión, ese peor escenario posible?
Nos quedan, como mucho, veinte o treinta años para reaccionar. Si no lo hacemos, el petróleo de calidad se irá agotando; las materias primas para fabricar todo tipo de productos también se irán agotando también. Mientras, los precios se dispararán, contribuyendo al colapso financiero y las emisiones de CO2 y los residuos continuarán contaminando y actuando contra el cambio climático. Nuestro planeta colapsará y este colapso se producirá en forma de hambrunas, de enfermedades cada vez más violentas, de migraciones, de despoblaciones y éxodos hacia el primer mundo. En definitiva, si no actuamos con urgencia, las consecuencias pueden ser imprevisibles.
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