Cinefórum CCCLIV: «Los silenciadores»

Ismael Rodríguez Gómez23 noviembre, 2023

La semana pasada nos paseábamos por esos Horizontes de grandeza que tan bien pintó William Wyler, adaptando una obra basada en una novela de Donald Hamilton. A otra novela de este autor estadounidense volvemos hoy, en una muestra de que un mismo escritor puede inspirar obras muy diferentes.

Para ello avanzamos ocho años, hasta 1966: fue entonces cuando se estrenó Los silenciadores, primera de las cuatro películas dedicadas a Matt Helm que se estrenarían en apenas tres años, en plenitud de la fama de su protagonista, Dean Martin. Es curioso que el actor y cantante estadounidense, que por aquel entonces triunfaba con su The Dean Martin Show, accediese a protagonizar una serie de cintas que no eran más que una copia de James Bond en las que la aventura y el espionaje dejaban el protagonismo a muchas mujeres ligeras de ropa, algunas canciones poco afortunadas y una trama escuálida en la que nada parecía tener mucho sentido. Es imposible no acordarse aquí de Flint, agente secreto, que también vimos en nuestro cinefórum y que mostraba que se podía hacer una parodia de Bond realmente divertida y no una charlotada como la que nos ocupa.

Resulta notable que la franquicia de Matt Helm se construyese tanto sobre Dean Martin como también sobre los directores Phil Karlson y Henry Levin. El primero dirigió el inicio y el final del ciclo, dejando las dos películas intermedias a Levin. Karlson es uno de esos directores cuya carrera es un resumen del propio Hollywood que le tocó vivir: creció en los estudios, destacó en el cine negro, se paseó por auténticos despropósitos como del que estamos hablando y antes de su muerte nos dejó un pequeño clásico del thriller setentero más macarra como Pisando fuerte. En Los silenciadores no parece que tuviese mucho donde rascar, así que no haremos sangre de su trabajo.

En fin, que no siempre se acierta con la película que uno elige en nuestro paseo semanal por el cine de todos los tiempos. Los silenciadores es una parodia de Bond que pretende ser una comedia, pero termina siendo una cinta muy aburrida y sin demasiados elementos redentores. Eso sí, fue la primera película que tuvo una escena después de los créditos, así que su pequeño lugar en la historia del cine está asegurado: era para anunciar su secuela, Matt Helm, agente muy especial, que se estrenaría apenas nueve meses más tarde. Y es que ya está todo inventado en el cine…