Es difícil llegar engañado a Ghosthunter. El documental, estrenado en 2018, ha cosechado una caterva tan considerable de nominaciones y premios internacionales que una aproximación inocente al mismo es casi imposible. Por eso, cuando decidimos darle al play en nuestro cinefórum para continuar la estela de un hotel pero vía arquitectura malrollera, en realidad ya sabemos que estamos siendo víctimas de un gran trampantojo. De que los verdaderos fantasmas que se esconden entre las arquitecturas de esta historia distan mucho de pulular perdidos entre diferentes dimensiones.
Eso sí, la premisa es digna de humedecer los sueños de la Nave del misterio: Jason King es un guardia de seguridad australiano convertido en sus ratos libres en cazador de fantasmas; un ghost hunter que presta sus servicios de forma desinteresada a quienes lo requieran. Por medio de un anuncio, el cineasta australiano Ben Lawrence conoce la existencia de Jason y, demostrando un olfato (este sí) paranormal para las historias interesantes, decide cargar con los bártulos de grabación y dejar testimonio del asunto.
Y los primeros minutos aún dan el pego. El protagonista, un tipo extraño y con sospechosa deficiencia de entendederas, visita casas embrujadas junto a un equipo que parece sacado de un capítulo descartado de Scooby Doo. Imágenes en infrarrojos, conversaciones (no correspondidas) con el más allá y una cámara que, ojo a vizor, comienza a prestarle cada vez más atención a las reflexiones vitales de Jason, un orador de sencilla pero descarnada verborrea y de pasado traumático y borroso. Y ahí empieza el verdadero documental.
Porque la búsqueda de fantasmas anunciada desde el título se va encontrar, en realidad, en el exorcismo que el protagonista comienza a hacerse a sí mismo cuando intenta arrojar luz sobre su misterioso pasado. Concretamente sobre una infancia traumática que no recuerda y sobre su padre desaparecido. Acontecimientos todos ellos envueltos en brumas que esconden terribles secretos; enigmas que, según se vayan descubriendo, forzarán a Jason a lidiar con las consecuencias emocionales y psicológicas que han tenido (y siguen teniendo) en él.
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