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Cinefórum CCLXIII: «Ragtime»

Corría el año 1899 cuando Scott Joplin publicó Maple Leaf Rag, una obra llamada a ser un hito en la historia de la música por representar un estilo musical, el ragtime, y por ser uno de los pilares de los orígenes del jazz. Un estilo que, con su característica cadencia rítmica en dos pulsos y sus melodías sincopadas, puso banda sonora a una época tan compleja como fascinante. Casi un siglo después, Milos Forman recreó aquellos momentos con la película homónima que esta semana protagoniza nuestro cinefórum.

La semana anterior veíamos en B-Movie: Lust & Sound in Wet-Berlin 1979-1989 como el post-punk era el personaje secreto de un hilarante e interesante falso documental sobre los últimos años del Berlín dividido. Hoy, en Ragtime (1981), vemos como la música vuelve a ser el hilo conductor de un guion que tiene ciertos paralelismos con la estructura de la pieza musical que le da nombre.

Basada en la novela del mismo título de E.L. Doctorow, Ragtime mezcla el retrato histórico y la crítica social. En su primera parte, la película despliega una estructura coral en la que diferentes historias se entrelazan para, posteriormente, cambiar el tono y centrarse en el conflicto racial que protagoniza la segunda mitad de la cinta. Es una apuesta que puede generar algo de confusión en el espectador, pero que queda compensada con el notable esfuerzo de la producción por recrear con meticulosidad la época y la sociedad del momento.

Como sucedía también en El Golpe, el ragtime y su fina complacencia melódica resultan ser una suerte de irónico aliño musical a un drama humano que trasciende el lugar en el que sucede y pone sobre la mesa elementos que han estado presentes en toda la historia del siglo XX, hasta la actualidad: la discriminación racial, el abuso de poder, la impunidad de las élite.

RagtimeJusto es mencionar a Randy Newman, compositor de la banda sonora, que recrea con tanta fidelidad como las imágenes que acompaña un estilo tan característico como el ragtime de principios siglo XX. Pero si algo destaca en la película son las interpretaciones del reparto, salpicado de caras conocidas: desde James Cagney (esta sería su última película), hasta Howard Rollins y Mary Steenburgen (Clara en Regreso al futuro), pasando por Mandy Patinkin (La princesa prometida y Homeland).

Si B-Movie Lust & Sound termina con la caída del muro de Berlín, Ragtime concluye con el estallido del que sería el conflicto mundial más mortífero de la historia. Muchas cosas cambiaron entre ambas épocas. Otras, siguen siendo igual.

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