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‘Equilibrium’: compartiendo el sino de ‘Blade Runner’

Aquel que haya disfrutado viendo atacar naves en llamas más allá de Orión y Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser, no entenderá que un largometraje como Equilibrium haya estado a punto de perderse en el olvido.

Podríamos pensar que una película que contara con un elenco de actores de la talla de Christian Bale (Batman Begins, El imperio del sol), Emily Watson (Las cenizas de Ángela, Gosford Park) y Sean Bean (El señor de los anillos, Juego de tronos) bastaría para que cualquier empresario del negocio cinematográfico apostara por su exhibición en las salas de nuestro país, pero, por ignotas razones que nunca trascendieron el opaco mundo de las distribuidoras ibéricas, al público español le fue negada la visión en pantalla grande de este filme que en 2014 cumple doce años tras su estreno en Estados Unidos. Podemos especular con que algunos de estos motivos fueran evitar la simultaneidad con la promoción de The Matrix Reloaded, las malas críticas de parte de la prensa norteamericana, o las inocentes acusaciones de plagio que algunos fanáticos de Morfeo y Trinity difundieron por los neonatos foros de opinión en el internet de principios de milenio. La realidad «objetiva» es que mayores bodrios con peor crítica son colados en las salas con regularidad y que Equilibrium no se parece más a la saga The Matrix de lo que otros títulos de la época como Blade, Minority Report, Underworld o Gattaca (solo algunos) se parecen entre sí. Pura ciencia ficción.

Equilibrium es una cinta realizada en 2002 por Kurt Wimmer, director de Ultravioleta y escritor del último remake de Desafío total. Él mismo confeccionó el guion de un filme plagado de referencias a Un mundo feliz, Farenheit 451 y 1984, en ocasiones tan evidentes que el espectador no sabe si son flagrantes plagios de ideas o geniales guiños para el conocedor de las obras de Aldous Huxley, Ray Bradbury y George Orwell.

La acción transcurre en un plausible pero distópico futuro cercano, tras una aniquiladora Tercera Guerra Mundial, en que de la mano de un líder supremo se impone la idea de que la razón de los conflictos que acaecen en el mundo no es otra que la existencia de deseos irracionales en el ser humano. Para instaurar la paz en la sociedad se constituyen ciudades estado en las que mediante fármacos y adoctrinamiento, al más puro estilo fascista, se garantiza la ausencia de sentimientos de cualquier tipo. Los rebeldes al sistema, custodios del arte, literatura y saber de antaño, son perseguidos e incinerados junto con sus pertenencias. Todo está controlado por el gran hermano Estado. Mobiliario aséptico, sobria indumentaria y grises escenarios dominan una situación en que las relaciones personales han de ser autorizadas y el llanto es castigado con la pena de muerte. Los Clérigos, nombre que adoptan los pertenecientes al grupo policial de élite que vela por el orden establecido, son los encargados de dar caza y ejecutar a los infractores de la ley y, entre ellos, uno, el personaje interpretado por Christian Bale, representa el ideal de soldado. Todo cambia el día en que un insignificante accidente doméstico evoca en este un solitario sentimiento imposible de reprimir, situación que desencadenará en la trama una serie de acontecimientos sin marcha atrás.

El largometraje cuenta con una lógica, aunque reprobable, profundidad filosófica: privando al ciudadano de sentimientos como son el amor, la empatía o la nostalgia se eliminan también los conceptos de envidia, avaricia, rencor y odio causantes de muchos de los males de la tierra. Asimismo, y en beneficio de los gobernantes, de esta manera el concepto de persona como ser autónomo y capaz de tomar decisiones desaparece, asumiendo como verdad irrefutable el dictamen del pensante, en este caso el Padre y Líder.

Pero Equilibrium no es solo una película reflexiva; también es una cinta de acción con múltiples escenas de combate al estilo del fin de siglo pasado, artes marciales combinadas con mayúsculo manejo de armas de fuego y secuencias imposibles a cámara lenta, acompañada de una banda sonora en que prima la música electrónica y el big beat, estilo tan representativo de la época.

En julio de 1982 otro revolucionario filme de ciencia ficción se estrenaba con indiferencia y gran fracaso de taquilla en los cineramas del mundo. Su exhibición, demasiado cercana en el tiempo con E.T. el extraterrestre y Star Trek II: la ira de Khan, llegó en un momento en que el espectador estaba saturado de historias del género fantástico y utópico científico, y fueron necesarias casi tres décadas para que Blade Runner se convirtiera en uno de los clásicos modernos más indiscutibles en su categoría. Tal vez tengan que pasar veinte años más, pero se puede afirmar con seguridad que Equilibrium terminará convirtiéndose en una película de culto a la altura de la mencionada y compartiendo su justo destino porque aquellos que gusten del buen cine no permitirán que esta cinta «se pierda en el tiempo… como lágrimas en la lluvia».

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3 comentarios

  1. A ver, la idea de la cinta es buena pero el presupuesto se iría en los actores supongo…no creo que llegue a tener demasiada relevancia con el tiempo, tendrá su importancia para los aficionados a las distopías comunistas.

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