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Haití: olvido sin guerra humanitaria – 20 de febrero

Hay tregua en Haití después de diez días de disturbios y nueve muertos en las calles. Las tiendas de Puerto Príncipe han reabierto sus puertas. Cobrarán lo mismo por los alimentos, fuente de rabia: un litro de leche, medio salario mínimo. La mitad de los haitianos padece desnutrición, según la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional. Juvenel Moise, presidente, sigue en el poder. Ningún gobierno le ha pedido que se vaya. Ninguna potencia ha enviado toneladas de ayuda humanitaria. No hay ejércitos en las fronteras de Haití amenazando con imponer la democracia manu militari. Respetamos la soberanía de Haití para ser pobre.

Estados Unidos ocupó dos veces Haití en el sigo XX. En 1915, los marines ocuparon el país también deseado por la Alemania imperial, y para proteger las inversiones de la Haitian American Sugar Company. Lo que es bueno para General Motors siempre ha sido bueno para Estados Unidos. En los años noventa hubo otra ocupación, Bill Clinton lanzó la Operación Defender la Democracia para contener las oleadas de refugiados que buscaban el norte en medio de un caos político. La Guardia Costera bloqueó los puertos. Decenas de miles de haitianos acabaron en Guantánamo. La democracia quedó a salvo, encerrada en su miseria.

El siglo XXI consagró la guerra humanitaria que ideó el propio Clinton para terminar de desintegrar la antigua Yugoslavia. La intervención en defensa de los derechos humanos es la versión posmo de la invasión colonial o el simple zarpazo de castigo. La guerra es un oficio con historia y tradición, pero la razón humanitaria no figura entre sus presupuestos: dinero, tierras, agua, petróleo, trigo, drogas, esclavos. Mujeres. A la guerra se puede ir por muchos motivos terrenales, confesables o secretos. Donde la tierra no es leve y hasta tiembla, como Haití, se aplica la ciencia del olvido, a pesar de Forges.

De Haití emigró Wyclef Jean, integrante del trío The Fugees: los refugiados. Hicieron fama con una versión de Killing Me Softly: mátame suavemente. Sin apropiación cultural, no hay conocimiento. Wyclef quiso presentarse a las elecciones haitianas de 2010 pero no le dejaron porque no vivía allí. Las corrientes de la emigración no suelen tener camino de vuelta. Escribe el poeta Depestre que «en el país primer productor mundial de desdichas y zombis, voto en contra del eterno retorno del látigo a mi lomo». La esclavitud de la miseria produce versos de sarcasmo en Puerto Príncipe.


Notas de Extramuros es una columna informativa de Siglo 21, en Radio 3. Puedes escucharla en el siguiente audio y acceder al programa pulsando aquí. También puedes revisar todas las Notas de Extramuros en este Tumblr.

 

Víctor García Guerrero
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