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Arte y Letras

La historia del Heavy Metal, de Andrew O’Neill

Me gusta el heavy metal.

Aunque no todo, claro. Hay grupos o subgéneros que me horripilan, pero en general, como movimiento cultural, me resulta fascinante. Es revolucionario, excesivo, visceral, festivo, sorprendentemente profundo y, a menudo, desternillantemente ridículo. Puede ser todas esas cosas a la vez o por separado y muchas más. Es como una especie de pulpo lovecraftiano de tentáculos infinitos cuyas mutaciones van de la mano de los avatares del último tercio del siglo XX y los primeros pasos del nuevo milenio. Blackie Books acaba de publicar en castellano La historia del Heavy Metal, de Andrew O´Neill, ensayo que, como señala su título, supone un repaso de las peripecias de ese monstruo abisal convertido en metáfora de nosotros mismos.

Fotografía de Steve Brown

O´Neill es un conocido humorista británico, a la par que metalhead militante, que ha puesto en forma de libro algunos de sus celebrados monólogos, cohesionándolos y ampliándolos para conseguir, si no el repaso definitivo a la historia del género, sí un entretenidísimo recorrido bajo su prisma subjetivo de fan. De ahí que el texto esté trufado de divertidos comentarios (que afortunadamente no derivan en boutades) y de aseveraciones certeramente científicas (ejem) como «el nu-metal es el subgénero más maligno de todos. Y por razones de peso. En resumidas cuentas: es una puta mierda». O´Neill es el Heródoto del heavy.

Y es que su principal acierto, amén de su capacidad para aunar saber enciclopédico con un tono didáctico y divulgativo, es no tomarse demasiado en serio un movimiento al que adora pero que es, se mire por donde se mire, involuntariamente auto-paródico. El heavy está lleno de flipaos y si bien este hecho es fundamental para que su motor no deje de funcionar (al fin y al cabo, ¿no son los flipaos quienes mueven el mundo?), cuando no se es consciente de ello se cae a menudo en una solemnidad ridícula, error habitual de muchos de sus tótems mediáticos. Pero es que el autor no se toma en serio ni a sí mismo: se puede pasar una página entera explicándote por qué un grupo es heavy y otro no para concluir su exposición diciéndote que no hagas caso a quien te de la chapa con una etiqueta musical. Y luego está el desternillante uso que hace de las notas a pie de página. Insuperable. Si eres de los que las aborrecen por culpa de la indigesta lectura de La casa de hojas, gracias a O´Neill volverás a recuperar la fe en ellas.

La historia del heavy metal es la hagiografía Spinal Tap del género que muchos de sus fans estábamos esperando. De su autor ha dicho Alan Moore que es «uno de los tipos más divertidos que jamás leerás. Rápido, deslumbrante, como una tormenta eléctrica». A mí con estas palabras en la solapa del libro ya me habían ganado. Pero si para ti no son suficientes, desde aquí puedo asegurarte que se trata de uno de los textos más inteligentes y cómicos que leerás en todo el año. Aunque no te guste el heavy. Pero si te gusta mejor. Así podrás entender cosas como que todas las referencias al batería de Metallica vengan acompañadas de un «SIÉNTATE LARS». Me parto.

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