Museos y países sin historia a cambio de la «liberación» – 30 de enero
El museo de Mosul, en Irak, ha reabierto después de la destrucción televisada que ejecutó el Estado Islámico en sus años de gloria iconoclasta. Donde antes había una fabulosa colección de objetos de la civilización asiria, la democracia iraquí ha colgado cuadros de veintinueve artistas contemporáneos. Regreso a Mosul, titulan la exposición que gira en torno a los conceptos de hogar, guerra y exilio. «Hemos guardado lo que quedó de la colección antigua por razones de seguridad», explican las autoridades que se han quedado sin tesoros que enseñar. O casi: el León Alado de Nimrud ha sido recreado con una impresora 3D. Lo que Irak ha perdido en historia lo ha ganado en tecnología.
No todos los tesoros asirios de Mosul fueron destruidos a martillazos por los soldados del Califato. Los que no se hicieron añicos en prime-time fueron vendidos a quienes podían pagarlos: coleccionistas de países como Estados Unidos, Alemania o Israel, cuyas aficiones dolarizadas ayudaron a financiar al DAESH. El grupo terrorista multinacional pagó su destrucción masiva con la historia en piedra y el mineral fósil. El petróleo de Irak también fue negociado por quienes eran «enemigos de la civilización». El ISIS llegó a vender un millón y medio de barriles al día. Es una cantidad parecida a lo que hoy exporta la República Bolivariana de Venezuela.
Venezuela no tiene los tesoros arqueológicos de Irak, pero ha sido durante dos décadas un faro de ideología incómoda para Estados Unidos. La patria donde se inventó el eslogan de «América para los americanos» intentó liberar a Venezuela del yugo boliviariano en 2002. George Bush Jr, luego más interesado en Irak, se apoyó en una España delirante de grandeza. Golpe a un caudillo, tituló el diario El País, que aleccionaba sobre la democracia: «no son solo votos, también son usos». Como el golpismo de hoy, que ya no puede descansar exclusivamente en la fuerza bruta del militar sino que necesita rostros amables, juveniles, para transitar hacia la democracia homologada.
La liberación de la tiranía es un negocio multidisciplinar. Más aún si viene precedido por la guerra. Las bombas destruyen carreteras que luego hay que asfaltar, centrales eléctricas que deben volver a generar energía, museos que exhibirán el arte de los nuevos tiempos. La guerra es la madre de todas las cosas, informaba el sabio, sin detallar que el business también está en la reconstrucción. A Venezuela ya se le promete un plan Marshall financiado con el petróleo que corre por sus venas abiertas. «La Operación Cóndor invadiendo mi nido; perdono pero nunca olvido», frasearon Calle 13 hace ocho años alertando quizá de la dulce amnesia que alimenta la esclavitud.
Notas de Extramuros es una columna informativa de Siglo 21, en Radio 3. Puedes escucharla en el siguiente audio y acceder al programa pulsando aquí. También puedes revisar todas las Notas de Extramuros en este Tumblr.
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