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Seriéfilo: enero de 2020

Estrenamos año con un mes de enero remolón, con pocos estrenos que llevarnos a la boca y ninguno capaz de hacer sombra a las grandes series con las que recientemente despedimos 2019 y que aún retumban frescas en la memoria. De todas formas, como no hay mal que por bien no venga, he aprovechado este mes de asueto para rebañar las series pendientes y escarbar en el catálogo de las plataformas de streaming. Porque, al final, si se busca, en el mundo seriéfilo siempre se encuentra.

Si hace justamente un año comenzábamos con la decepcionante miniserie inglesa The ABC Murders (BBC One), este año el entrante del menú televisivo del 2020 ha dejado un mejor sabor de boca. A pesar de ello, la satisfacción tampoco ha sido plena porque se esperaba realmente mucho de la adaptación libre que los guionistas de Sherlock (BBC One) iban a cocinar con el ingrediente principal del Drácula de Bram Stoker. La reinvención del mito en tres actos falla precisamente en el tercero y último: tras dos capítulos más clásicos, con una ambientación soberbia y un Claes Bang maravilloso, dando vida al eterno Drácula, la serie se va al traste por culpa del tristemente famoso giro de guion de su tercera entrega. Rompiendo con todo lo anterior, la producción logra sorprender al espectador, pero en el mal sentido: el cambio es tan drástico que te saca totalmente de la adaptación.

Sin duda, es un movimiento arriesgado que algunos encontrarán refrescante, marca de la casa Moffat. Para otros, como es mi caso, es algo que da al traste con todo lo que nos ha contado la serie y deja un mal sabor de boca, precisamente, por producirse en el desenlace de la historia. Una pena, ya que, analizando la producción en frío, los dos primeros capítulos me habían pareciendo geniales.

Dentro de un mes sin mucha chicha, quizás lo más relevante sea el final de una de las mejores comedias de los últimos años: The Good Place (NBC) se despidió definitivamente con el final de su cuarta temporada. En realidad, el final de la producción se había anunciado ya en septiembre del año pasado, pero el proyecto se ha alargado hasta el último día de este mes de enero, como si no quisiese dejarnos. Un sentimiento mutuo: sus cuatro últimos capítulos son el gran triunfo seriéfilo del mes. Son muy emotivos y cierran la serie con un final acorde a la calidad de todas sus temporadas.

Además, enero ha sido el mes elegido por Netflix para el regreso de dos de sus series más aclamadas en el pasado año: Sex Education y Las escalofriantes aventuras de Sabrina. Si bien ambas son muy entretenidas, las sensaciones que dejan una y otra son algo dispares. Sex Education parece estar escrita con el piloto automático, tiene giros de guion muy previsibles e historias caricaturescas, poco inspiradas, que solo se salvan por el cariño que les tenemos a los personajes. Si bien los gags funcionan para pasar un rato entretenido, encuentro esta segunda temporada menos divertida que la anterior. Parece creada artificialmente por el éxito inesperado cosechado por la serie el año pasado.

Por su parte, Las escalofriantes aventuras de Sabrina sí que parece tener un plan, una meta, un hilo conductor claro, y mantiene la coherencia con su primera temporada. Afortunadamente, no hay que lamentar ningún bajón narrativo como ocurrió en el último tramo de la primera temporada; desde el primer capítulo nos nos encontramos con una dinámica de aventuras muy entretenida. Es muy meritoria la fusión entre drama adolescente y serie de horror clásico que este proyecto logra, además, de forma muy orgánica. Con algunos chispazos puntuales Las escalofriantes aventuras de Sabrina pueden recordar a la serie de culto de Josh Whedon, Buffy, cazavampiros (The WB). Palabras mayores.

Una de las pocas novedades de este mes ha sido Giri/Haji (Netflix), una serie inglesa con protagonistas japoneses en la que un detective de Tokio viaja a Londres para encontrar a su hermano, miembro de la Yakuza, y llevarlo de vuelta a Japón para salvar a su familia. Una historia muy entretenida con personajes bien perfilados y que mantiene el pulso narrativo a lo largo de sus ocho capítulos, explotando muy bien los choques culturales entre Oriente y Occidente.

Aunque pasando un poco de puntillas, Amazon también tuvo su estreno en enero: Treadstone es una serie de acción frenética basada en la saga de Jason Bourne. Recordemos que Treadstone es el nombre del proyecto que crea la red de superagentes que sostiene una de las mejores sagas de acción de las últimas décadas. A falta de una historia más pulida, la serie es un festín de explosiones, tiroteos y violencia altamente estética. Quizás le falta algo de ambición para sobresalir, pero me ha gustado más que Hanna (Prime Video), otra serie del mismo canal y con el mismo estilo y que aspiraba a mucho más.

Pero, para avanzar hacia el segundo mes del año seriéfilo es necesario cerrar las cuentas pendientes. Una de ellas fue la afamada miniserie de Netflix Creedme. Y, verdaderamente, las buenas críticas son merecidas: esta es una serie que va de menos a más mientras narra la historia de dos detectives que persiguen a un violador en serie realmente escurridizo. Se entrelaza la difícil búsqueda del sospechoso con la historia de una víctima del propio violador, que sufre la incomprensión y el rechazo de su entorno, que supone que ha interpuesto una denuncia falsa. A pesar del interés de este arco argumental, muy importante para el desarrollo de la historia, quizás sea un lastre para la serie porque tiene un ritmo muy diferente al de la trama policial. En cualquier caso, unas excelentes interpretaciones por parte de las detectives protagonistas y unos personajes con muchos matices, que comparten objetivo pero difieren en las formas, hacen que esta producción sea altamente recomendable.

Como también lo es otra buena miniserie inglesa que tenía pendiente, The Virtues (Channel 4). Escrita y dirigida por Shane Meadows y protagonizada por su actor fetiche, Stephen Graham, es una serie intimista, rodada de forma exquisita, que sigue los pasos de un politoxicómano que toca fondo cuando su expareja se lleva a su hijo a Australia y decide volver a Irlanda para enfrentarse con los traumas de su juventud. Meadows consigue tratar temas muy duros con tacto y sensibilidad, dejando un buen poso al final de los cuatro episodios.

Y para terminar con un poco de alegría, dos comedias: Ramy (Hulu) nos recuerda a Master of None (Netflix): si Dev era un musulmán de ascendencia india, Ramy es un musulmán de ascendencia egipcia con una historia que gira más en torno a la religión y las dificultades que se presentan a un joven de su condición en Nueva Jersey. Y es que es difícil compaginar los preceptos del Islam con la vida moderna de un millenial.

Comedia totalmente distinta es Ghosts (BBC One), que sigue a una joven pareja que hereda una mansión encantada donde conviven varios fantasmas de distintas épocas. Solo Allison, la heredera, es capaz de ver a los fantasmas, que primeramente hacen todo lo posible por echar a la joven pareja de su hogar, pero viendo que todos están atrapados sin remedio en la mansión, hacen lo posible por convivir de la mejor forma posible. Comedia amable con toques surrealistas que seguro que logra arrancar más de una sonrisa.

Y poco más que comentar de este primer mes de un año que todavía se está desperezando. Pero no os confiéis, porque es muy probable que en muy poco tiempo estemos suplicando que amaine el aluvión de estrenos. Por ahora, de todo lo que he podido ver, la nueva adaptación de Stephen King , The Outsider (HBO) promete devolver al escritor de Maine a lo más alto de la parrilla televisiva. El próximo mes podremos comentarlo con más tranquilidad. No os lo perdáis.

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