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El seriéfilo: noviembre de 2016

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Una vez más llegamos a nuestra cita mensual con la lengua fuera, jadeando y sudorosos. Es verdad que noviembre no es un mes fácil, pero ya se sabe que el mundo seriéfilo aprieta, pero no ahoga: de hecho, empezamos otra etapa de desaceleración episódica que nos llevará hasta principios del nuevo año. Tiempo que podemos aprovechar para ultimar las compras navideñas, quedar con esos viejos amigos que han tenido que emigrar y solo podemos ver una vez al año, reunir a la familia en estas fechas tan señaladas o, en vez de perder el tiempo con esas tonterías, poner al día el millón de series que hemos dejado pendientes, porque veinticuatro horas no son suficientes para un día seriéfilo. Si estáis asintiendo con la cabeza mientras leéis estas últimas líneas, estáis en mi onda. Empecemos con todo lo que nos ha ofrecido este caótico mes.

Antes que se me olvide, hay que rendir un sincero homenaje a la serie The Fall (BBCTwo), que con su tercera temporada de seis capítulos cierra con broche de oro la historia de la detective superintendente Stella Gibson en la caza del asesino en serie Paul Spector; un tour de force interpretativo por parte de los actores principales, Gillian Anderson, que esta vez sí (y no con la mediocre vuelta de Expediente X), demuestra que aún puede llevar el peso de una serie con solvencia; y su reverso, Jamie Dornan, que antes de ser conocido por poner cara al multimillonario Christian Grey en la desastrosa adaptación cinematográfica de 50 sombras de Grey, ya demostraba sus dotes interpretativas en series como Érase una vez (ABC) y las dos primeras temporadas de The Fall. Si nos centramos en su tercera (y última) temporada, sorprende, para bien, ese giro inesperado aunque coherente con la trama que permite una mayor profundización en el personaje de Paul Spector y una mayor interacción entre los dos caracteres principales. No hay que dejar escapar ni olvidar esta serie a pesar de tener una emisión algo irregular: sus dos primeras temporadas se emitieron en 2013 y 2014 respectivamente y después de más de año y medio en blanco, pudimos disfrutar de su última temporada a lo largo del mes de octubre de este año. Una muestra más del buen hacer seriéfilo en las islas británicas.

El contrapunto lo pone The Blacklist (NBC), que empieza a mostrar síntomas de agotamiento y su cuarta temporada se está convirtiendo en un culebrón familiar recubierto con algún caso del FBI para disimular. La conexión entre la búsqueda de la identidad de Elizabeth, la protección de su familia, la Cábala, y la lista negra de delincuentes que daba nombre a la serie, cada vez es más forzada y no justifica el buen hacer de James Spader. La línea argumental la han dirigido hacia un callejón sin salida que clama por una pronta cancelación, con un final digno, antes de continuar enfangando la serie que en sus primeras temporadas consiguió compaginar un buen arco argumental con episodios auto conclusivos.

Y este mes debemos volver a hacer referencia a Westworld (HBO), cuyas bondades ya comentábamos en meses anteriores y que con sus últimos episodios se postula a convertirse en la serie del año; las últimas entregas han incrementado exponencialmente la tensión narrativa, desencadenando sorpresa tras sorpresa y permitiéndonos encajar piezas de un puzle que a su vez nos traslada a uno mayor. Aunque más bien podríamos hablar de un laberinto. Sus seguidores me entenderán.

Tengo que reconocer que el final de la tercera temporada de Rectify (SundanceTV) me pareció muy bueno, evocador, perfecto para poner un punto y final a la serie; por eso me costó un poco ponerme con la cuarta temporada, temiendo que se tratase de un añadido innecesario, una forma de rebañar los últimos réditos del buque insignia del canal que Robert Redford comparte con la cadena AMC. Nada más ver los minutos iniciales del primer capítulo, todas las dudas se disiparon. Daniel Holden y su familia tenían muchas cosas que contar, aunque yo no lo supiera y, como siempre, las cuentan sin prisa, midiendo palabras matizadas por el silencio. Es increíble ver cómo una serie ha avanzado tanto sin traicionar sus principios; cómo ha evolucionado siguiendo su camino y sin abandonar su esencia. No apreciamos aquí tramas innecesarias, ni personajes de conveniencia. Todo tiene su tiempo y su ritmo. Esta vez, según han confirmado los directivos de la cadena, sí que será la última, y habrá que despedirse para siempre del silencio conciliador de Paulie (Georgia) que, viendo el punto y seguido de la tercera temporada, no tengo duda de que será un minúsculo gran punto y final.

Pero recordemos que la audiencia es caprichosa y, tras el inesperado éxito de Banshee, que se mantuvo en antena durante cuatro temporadas, la cadena Cinemax ha fabricado rápidamente un sustituto que sigue las mismas directrices que la violenta creación de Alan Ball; es decir, mucha acción y mucha sangre, bastante sexo y mucha más acción, aunque en este caso, parece que han querido cuidar un poco mejor el producto y han introducido un trasfondo más trabajado y la novedad de la ambientación en los años setenta, durante la guerra del Vietnam. En Quarry, el protagonista es un veterano de guerra que, al volver a casa, no acaba de adaptarse por más que intenta llevar una vida normal junto a su mujer, lo que le llevará a trabajar como asesino a sueldo para una agencia secreta cuyos fines no están muy claros. Aunque suene a sacrilegio, dado que los seguidores de Banshee son muchos, encuentro esta serie más original y mejor construida de lo que en un primer momento fue su predecesora. Lógicamente, tras únicamente una temporada, no puede compararse con todas las vivencias acumuladas de Banshee y no me atreveré a decir que es mejor, pero sí entiendo que su base está construida de forma más sólida; que llegue a algo o se cancele tras esta temporada dependerá de la audiencia, que como sabemos, es como es.

La serie deportiva del mes es Pitch (FOX), que nos pone en la piel de Ginny Baker, jugadora de béisbol y primera mujer en alcanzar la Major League Baseball. Puede que en cualquier país europeo esto no signifique gran cosa, pero en EE.UU. el béisbol es, junto al fútbol americano y el baloncesto, uno de los deportes más populares; podríamos decir que equivaldría a que una mujer formase parte de la primera plantilla de un equipo de la Premier League o de La Liga (y si algo tienen en común estas ligas, además de los altos sueldos de sus jugadores, es el machismo). Con esta premisa, la serie aprovecha para explorar todo lo que ello implica; patrocinadores, relevancia mediática, relación con compañeros y directiva, la explotación de su figura, la presión… Una buena historia que podría dar mucho más de sí, pero la FOX se esfuerza, como suele ocurrir en todas sus series, en edulcorar el producto para hacerlo accesible a un público mayoritario, lo que resta fuerza al conjunto. Aun así, es una entretenida serie para todos los públicos sobre el deporte de alta competición que invita, con pinceladas, a la reflexión sobre la igualdad de género.

Para acabar con una sonrisa en los labios, voy a repasar las comedias de este mes. Hay que empezar señalando el final de la Atlanta (FX), que retrata en clave de humor la escena rap de la ciudad del título. Aunque sus primeros capítulos prometían mucho, lamentablemente, se desinfla con el paso de la temporada y termina convirtiéndose en una serie bastante plana; espero que en la segunda temporada (ya está renovada) remonte el vuelo, pues tiene madera y buenos personajes para ello. En sentido inverso ha evolucionado la serie The Last Man on Earth (Fox), que en su tercera temporada nos lleva a un grado de locura absurda que funciona realmente bien. Resaltar el papel de Todd, Melissa y Gail, personajes secundarios que han crecido en estas dos temporadas hasta convertirse en la principal fuente de carcajadas de la serie, superando en la mayoría de los gags a Tandy y Carol, pareja protagonista pero demasiado previsible en sus desmanes. Y, para terminar, el humor un poco más áspero que nos ofrece la serie Better Things (FX), protagonizada por Pamela Adlon, que los seguidores de Louie C. K. recordaremos por sus apariciones en su serie homónima. Presenta un gran paralelismo con Louie: está producida por los mismos Louie y Pamela y el tono es muy parecido; en este caso, seguimos la vida de Pamela, madre soltera con tres hijas, que además tiene que lidiar con su madre, que vive en la casa de al lado. Las situaciones que experimenta podrían situarse perfectamente en un capítulo de Louie sin desentonar lo más mínimo. Así que, si te gustaba esa serie, y a falta de saber si tendremos más episodios, Better Things es un sustituto perfecto que hará la espera mucho mas llevadera.

Antes de terminar, un mensaje de ánimo para todos aquellos que siguen, desde octubre, durmiendo menos horas que Batman y Spiderman juntos: sed fuertes y recordad que en la segunda mitad de diciembre llega el parón navideño y tendréis tiempo para recuperar vuestra vida social, compartir momentos con vuestra familia, dormir plácidamente y libraros de esas enormes ojeras. Pero, sabéis que ya ha vuelto Vikings, ¿no? Ahí os lo dejo. Haced lo que queráis. Y no os olvidéis que tenemos una cita en 2017, justo después del estreno de la nueva temporada de Sherlock. Hasta entonces… ¡¡¡Feliz Navidad!!!

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