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El Seriéfilo

Seriéfilo: septiembre de 2021

Parece que por fin empieza el nuevo curso seriéfilo. Todas las cadenas y plataformas han aprovechado el descanso veraniego para volver al ruedo televisivo con fuerzas renovadas. Se nos ha venido encima un torrente de estrenos casi imposible de seguir, y escoger las mejores series del mes ha exigido una ardua labor de investigación y documentación. Vamos a ello.

Si hubiese que destacar una plataforma en este comienzo de curso, esa es, sin lugar a dudas, Netflix. El canal ha jugado un póquer de ases ganador que se cuela en bloque entre lo más visto y lo más comentado en redes. El mes de septiembre del canal online empezó fuerte con el estreno de la quinta temporada de La casa de papel, principio del fin de esta serie que tantas alegrías ha dado tanto a la cadena como al sector audiovisual patrio. La fórmula del éxito ya estaba definida desde hace mucho tiempo y, tan cerca del final, ¿para qué cambiar? Acción a raudales con cientos de explosiones imposibles que bloquean cualquier posibilidad de pensamiento crítico. Argumento reducido a la mínima expresión y frases grandilocuentes que no dicen nada. Un par de momentos emotivos cargados de fan-service y nuevos villanos, todavía más esperpénticos, y creados a mayor gloria del Profesor y su banda de bondadosos ladrones. Apagar el cerebro durante una hora, con los tiempos que corren, no es mala idea. Para pensar ya tenemos al Profesor.

A mediados de mes y aprovechando el inicio del curso escolar, llegó la tercera temporada de Sex Education, esa serie que, temporada a temporada, crece en paralelo a sus personajes. Bajo esa apariencia de tributo a la comedia universitaria de los 80 se esconde un producto elaborado y muy alejado del nihilismo juvenil. Si rascamos la superficie de humor grueso que abusa del caca-culo-pedo-pis, encontramos unos referentes diversos que buscan transmitir valores positivos de tolerancia, aceptación y fraternidad, pero dando una vuelta amable a los estereotipos que ridiculizaban las comedias de este tipo. Aquí se busca naturalizar que la chica más popular del instituto pueda enamorarse del empollón y que el exitoso deportista pueda estar preocupado por obtener las mejores notas posibles.

Sex Education es, por encima de todo, una serie de personajes donde la historia sirve de excusa para desarrollar las relaciones entre un grupo heterogéneo de alumnos. La producción logra mantener su frescura dando peso a personajes que eran poco más que figurantes en las primeras temporadas, pero que resultan estar igual de bien construidos que los principales. Allí donde Por 13 razones (también de Netflix) fracasó, esta serie se mantiene y sigue mejorando.

Y, si bien estas dos series estaban señaladas como la punta de lanza de Netflix para el mes de septiembre, la cadena cosechó también un éxito inesperado. La surcoreana El juego del calamar tenía pinta de ser un producto exótico destinado a rellenar catálogo; especialmente si tenemos en cuenta que, en diciembre del año pasado, Netflix estrenaba Alice in Borderland, una serie japonesa bastante parecida, pero con mejor historia y un trasfondo más elaborado. Tuvo una buena acogida, es cierto, pero nada que ver con el bombazo que ha resultado ser el estreno de este mes.

Aunque la propuesta no es del todo habitual en nuestras pantallas; no se puede decir que estemos ante una idea original: el género Battle Royale lleva ya muchos años entre nosotros. Sin ir más lejos, su vertiente más festiva la disfrutamos a principios de los años 90 en Telecinco con el programa Humor Amarillo, cuyo original japonés, El castillo de Takeshi, se estrenó en 1986. El concepto de una multitud de personas que tienen que superar ciertas pruebas eliminatorias hasta que solo quede un participante se llevó al cine de forma más drástica, recreando concursos donde la eliminación de los jugadores se penalizaba con la muerte. Eso es básicamente lo que nos ofrece El juego del calamar. Y no hay mucho más que decir.

No obstante, Netflix todavía tuvo tiempo para un nuevo estreno, esta vez de la mano de Mike Flanagan, director que parece estar abriendo el género de terror a un público más amplio y que ya dejó muestra de su buen hacer con La maldición de Hill House (Netflix) allá por el 2018. Misa de medianoche nos presenta un terror más sosegado, más centrado en las victimas que en el verdugo. Así pues, gran parte del metraje se dedica a dimensionar a los habitantes de la isla, con su pasado, sus vínculos, sus miedos y sus anhelos. Los toques de misterio sobrenatural son un pequeño ingrediente más que no desentona en una gris atmósfera crepuscular; la de un pueblo aislado que se desvanece lentamente y que vuelca, resignada, sus últimas dosis de esperanza en la Iglesia.

Este detalle a la hora de describir con precisión el entorno hace más brutal el último tercio de la serie, cuando el verdadero terror entra en escena y afecta a personajes con los que hemos llegado a empatizar. Una nueva forma de enfocar este tipo de historias que aprovecha muy bien el formato episódico y que eleva las series de terror por encima de las vísceras y los sustos.

Sin dejar las historias de miedo, aunque de corte más superficial, nos encontramos con la última idea genial y loca de la cadena más impredecible de la televisión. SyFy riza el rizo de las casas embrujadas con la serie SurrealState, centrada, ni más ni menos, en una agencia inmobiliaria que se dedica a vender casas encantadas previa exorcización. Lo más sorprendente es que la idea funciona y, bajo la estructura típica del arco argumental mezclado con historias autoconclusivas, variadas e ingeniosas, resulta una serie de lo más entretenida y original.

Para ir acabando, echemos un vistazo al comienzo del curso seriéfilo del otro lado del charco. Si hace menos de un mes dedicábamos un programa del podcast de LaSoga a la genial Line of Duty (BBC), hoy quiero recomendar la nueva miniserie de los mismos productores, recientemente estrenada en Movistar+. Vigil: Conspiración nuclear (BBC) es un drama policiaco que se atreve con el más difícil todavía: la investigación de una muerte en un submarino nuclear de la armada inglesa. Una detective deberá desarrollar su investigación desde dentro del submarino, con todo lo que ello conlleva. Espacios claustrofóbicos, desconfianza en la tripulación, comunicación muy limitada con el exterior, tensiones entre autoridad civil y militar… Además de esta original ambientación, la historia está bien llevada y dosifica muy bien la información, sorprendiendo con giros de guion inesperados y aumentando progresivamente la tensión en cada capítulo. La sensación de asfixia no deja de crecer a lo largo de seis capítulos que dan forma a una buena y original historia policiaca.

Y, como siempre, para despedirme y a la vez empezar bien el curso seriéfilo, os recomiendo regresar a la mejor comedia del año pasado y que tiene toda la pinta de seguir siéndolo este. Y es que Ted Lasso (Apple TV+) continúa en estado de gracia. Mantiene el humor buenrollista sin caer nunca en la sensiblería, en un equilibrio sutil que parece imposible de sostener. ¿Un capítulo de navidad en plena ola de calor? Funciona. ¿Una canción de Rick Astley a capella, en un funeral? ¿Por qué no? Los guiones parecen tocados por una varita mágica y permiten dar un paso adelante a personajes como Roy Kent, Rebecca, Keeley, Sam Obisanya, Natham… Y todos, absolutamente todos, resultan maravillosos. ¡Hasta los tres hooligans del bar tienen un capítulo desternillante junto al entrenador Beard! Si gustó la primera temporada, esta va a encantar.

Y con esa última ración de risas me despido hasta el próximo mes. Trataré de sobrevivir a la ingente avalancha de series que se nos viene encima y escoger las mejores para una buena degustación gourmet seriéfila. No se la pierdan.

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