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El Seriéfilo

Seriéfilo: verano de 2021

Otro año más llegamos a esa temporada en la que los días parecían minutos y se nos escurren entre los dedos como fina arena de playa. Las vacaciones vuelven a esfumarse como sueño vaporoso, tan efímeras que llegamos a dudar de su existencia; hoy, la losa gris del asfalto nos golpea devolviéndonos a un día a día tan monótono como asfixiante. El único bálsamo posible para superar la depresión posvacacional es, a todas luces, un buen repaso a las series que acompañaron la luz del verano. Vamos con la receta de la mejor medicina del mundo.

Para empezar, nada más estival que las miniseries que se pudieron ver entre chapuzón y chapuzón. La más destacada ha sido, sin duda, The White Lotus (HBO). Esta producción nos introduce en un resort de lujo hawaiano en el que, en forma de sátira, podremos echar un vistazo a las vacaciones de los millonarios. La serie consigue que odiemos en mayor o menor medida a todos y cada uno de los huéspedes y empaticemos de forma incondicional con el sufrido personal del hotel, que se desvive por satisfacer los caprichos de sus egocéntricos clientes. Un reparto coral e inspirado consigue que esta comedia funcione a las mil maravillas, hasta el punto de que sus seis capítulos nos saben a poco.

Muy lejos de Hawái, en una terrible e inhóspita expedición por el Ártico, The North Water (BBC Two) nos lleva al siglo XIX a bordo del ballenero Volunteer. En él conoceremos a sus tripulantes, cada uno con su propio motivo para enrolarse en un navío que afronta tan dura faena. A través de los ojos del cirujano Patrick Summer, interpretado por Jack O’Connell, veremos como la moralidad se difumina a medida que el Volunteer se adentra en mares inhóspitos. Gran papel de Colin Farrell como antagonista despreciable, representando lo peor del ser humano en un drama de por sí duro y con una ambientación soberbia. Ciertas escenas de pesca (traducidas aquí en una sangrienta cacería) y de asistencia médica resultan bastante explícitas, pudiendo ser poco agradables de ver para aquellos que tengan aprensión a la sangre. Pero, incluso en estos casos, merecerá la pena apartar unos instantes la mirada de la pantalla para no perderse una gran historia que nos hará olvidar, durante unas horas, las asfixiantes olas de calor que hemos superado.

Seguimos tratando las miserias humanas, aunque esta vez de forma más reflexiva, con la miniserie Condena (BBC), estrenada a finales de agosto en Movistar+. Se trata de un drama carcelario que, en tan solo tres capítulos, nos cuenta dos historias en principio paralelas, pero que se cruzan entre rejas: por un lado, la de un profesor tímido y retraído que acaba en la cárcel por sus problemas con el alcohol; por otro, la de uno de sus carceleros. Protagonizada de forma muy solvente por Sean Bean y Stephen Graham, la serie explora el espacio gris que queda entre el bien y el mal; la forma en la que los personajes toman decisiones difíciles, intentando mantener sus convicciones y afrontando, inevitablemente, las consecuencias.

A continuación, llevamos la miniserie a su mínima expresión. En realidad, estamos hablando de una película que sirve como precuela de la serie coreana Kingdom (Netflix). Kingdom: La historia de Ashin funciona perfectamente como cinta independiente y, a la vez, sirve de introducción a los posteriores eventos que protagonizarán la serie. Una historia muy completa de venganza en la dinastía Joseon, que sabe aunar de forma equilibrada drama y acción e incluye varios giros argumentales interesantes. En esta ocasión, el tema zombi queda relegado a un segundo plano, pero aun así el contexto se convierte en una perfecta precuela e, incluso, llega a superar la primera parte de la serie. Una muy agradable sorpresa que aporta mucho al conjunto de la serie y cuyo personaje principal, Ashin, tendrá mucho peso en la tercera temporada de Kingdom.

Una serie ligera y por tanto perfecta para estos últimos días veraniegos es Schmigadoon! (Apple TV). Dentro del género musical, bebe directamente de los clásicos de los años 40 y 50, ofreciendo una sencilla historia romántica, con ligeros toques de humor, que sirve de excusa para hilvanar los distintos números musicales que forman el plato fuerte de la trama. Se agradece que un terreno últimamente poco explorado llegue al formato serie y que lo haga con suficiente calidad como para hacer las delicias de los fanáticos de este tipo de obras. Por citar un aspecto negativo, se echa de menos que se asuma algo más de riesgo en la puesta en escena, como hizo en su momento la ya cancelada Galavant (ABC): más atrevida, más gamberra y, sobre todo, mucho más divertida.

Otra serie llena de clichés pero igualmente entretenida es Cruel Summer (Freeform), que se puede ver en Amazon. La producción del canal estadounidense juega la baza nostalgia, esta vez la de los años 90, contándonos una historia de intriga dividida en tres líneas temporales distintas. Aunque parecen muchos elementos para una misma serie, Cruel Summer consigue mantener el suspense sobre lo que realmente le ocurrió a la joven Kate Wallis en el verano de 1933 y la implicación que tuvo Jeanette Turner, nuestra protagonista, en su secuestro. Nos esperan muchos lugares comunes, muchos estereotipos, giros de guion constantes, cliffhangers al final de cada capítulo… un festival de trucos televisivos que buscan mantenernos enganchados a la pantalla y cumplen su objetivo, aunque dejando poco poso. Serie palomitera, veraniega y perfecta para ver y olvidar.

Sin armar mucho ruido y en silencio, como le gustaría a Ray, su protagonista, se despide definitivamente la magnífica Mr. Inbetween (FX), una de las mejores pequeñas-grandes series de los últimos años. Con un final de la tercera temporada a la altura, la historia de este matón a sueldo, con su particular código de honor y su familia, termina dejando un muy buen sabor de boca. Con capítulos de media hora, historias concisas y parcas en palabras, la serie logra ser siempre original. Esta última temporada, se supera ofreciendo los que probablemente sean los momentos más duros de una historia que, finalmente, hace que Ray se replantee su vida y su trabajo. Un título imprescindible.

En el capítulo de las propuestas arriesgadas la palma se la lleva Que te den, Kevin (AMC), una comedia dramática que, para criticar las sitcoms americanas, juega a mostrarnos lo que habría detrás de esas risas enlatadas y los escenarios prefabricados. Primero, la serie nos plantea una comedia de situación rancia y desdibujada para, a continuación, contarnos cómo le afectan a la esposa del protagonista de la serie, Allison, las payasadas y el estancamiento vital de su marido. De repente, el protagonismo de la serie pasa a la propia Allison, que intenta librarse de su marido y lucha por rehacer su vida. El resultado es bastante satisfactorio, si se sobrevive al impacto del piloto en el que rápidamente chocamos con una mezcla de comedia mohosa y pasada de rosca con el humor negro y dramático de la desdichada vida de Allison. Superado el contraste, quien entre en el juego acabará acercándose a base de sonrisas a reflexiones profundas sobre la vida.

Pero, como Que te den, Kevin no es una comedia en el sentido estricto de la palabra, para no romper la tradición de terminar con una carcajada querría recomendar una veterana que por fin se está dando a conocer gracias al buen hacer de sus guionistas. La inglesa Fantasmas (BBC) vuelve con su tercera temporada, brindándonos más situaciones absurdamente divertidas en la mansión de Batton House. También habrá tiempo para profundizar en el pasado de alguno de los fantasmas que habitan la mansión y que comparten historias igualmente cómicas, a pesar del desfase temporal. Episodios cortos, ágiles y muy locos que conseguirán arrancarnos una sonrisa… mientras lidiamos con la temida depresión postvacacional.

Poco más que añadir a este especial de verano que nos deja en la lanzadera varios títulos que prometen brindarnos un septiembre de lo más estimulante. Asoma por el horizonte la esperadísima segunda temporada de Ted Lasso (Apple TV). Eso, y mucho más, lo dejamos para el próximo mes. Mientras tanto, mucho ánimo y recuerden: ante cualquier indicio de bajón, nada mejor que un capítulo de su serie preferida.

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