Cinefórum CCC: «El terror llama a su puerta»
La semana pasada nos íbamos a los años ochenta más locos y desatados de la mano de Crimewave (Ola de crímenes, ola de risas). Hoy, nos quedarnos en esa misma década para poder disfrutar de un ejemplo de aquellas comedias de terror que tanto proliferaron entonces: producciones de presupuesto muy medido en las que nunca se gastaba un dólar que se pudiese ahorrar, dirigidas a un público normalmente adolescente y que dejaron una gran huella en unos espectadores que, pocos años después, serían los encargados de dirigir la industria.
A la hora de decidirme por un título que honrara una ocasión tan especial como la película 300 de nuestro cinefórum, manejé varias opciones: la primera fue la influyente La noche del cometa, madre de las animadoras californianas con grandes habilidades de supervivencia; otra era El regreso de los muertos vivientes, en la que los zombis por primera vez quiere comerse cerebros de la mano del mítico Dan O’Bannon; pero finalmente me decidí por la menos conocida, aunque igualmente divertida, El terror llama a su puerta, debut en la dirección de Fred Dekker, uno de esos nombres menores del fantástico y del terror que, sin embargo, acaba apareciendo en los lugares más inesperados.
Aquí ya disfrutamos de su pluma en la igualmente alocada House II, aún más alucinante. Aquel estilo de mezcla de géneros, ideas sin demasiada coherencia y mucho humor sigue vivo en El terror llama a su puerta, un homenaje al terror de los cincuenta que arranca con una parte que prácticamente se mimetiza con ese cine en blanco y negro. Quizá este juego con las convenciones del propio medio sea lo más curioso de la película, que lleva al cine popular recursos que a menudo se podían ver como más cercanos a la producción de prestigio.
La parte de la cinta que tiene lugar en su propio tiempo, en una universidad tan, tan ochentera que nunca debió existir nada medianamente parecido, es menos original. Resulta divertida su interpretación de los tópicos de cine adolescente y cuenta con un veterano detective que conecta con la parte de los años cincuenta; un detective digno de entrar en cualquier antología de personajes memorables. No obstante, al final todo se subordina a una gran traca última en una sororidad que, ciertamente, funciona como un reloj.
Fred Dekker aprovechó el relativo éxito de El terror llama a su puerta para lanzarse a dirigir su película más famosa: Una pandilla alucinante. Después se paseó por Historias de la cripta y acabó siendo el encargado, junto al mismísimo Frank Miller, de ese desastre que fue Robocop 3. A pesar de que desde entonces no ha vuelto a dirigir, sí que ha trabajado en varios guiones, sobre todo junto a uno de sus amigos de toda la vida, el mucho más famoso Shane Black. Al final, Fred Dekker es un buen ejemplo de lo que pasó con muchos de esos creadores que dieron forma al cine adolescente de los años ochenta para después descubrir que la industria les adelantaba por la derecha y que sus ideas ya habían pasado a estar caducas. En el camino, eso sí, nos dejó algunas cosas tan locas como los primeros minutos de la cinta de esta semana… los cuales que no vamos a describir aquí porque el espectador merece descubrirlos por sí mismo.
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