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Cinefórum CCCLXXXIV: «Los nuevos centuriones»

Pocos actores pueden presumir de un año como el que Stacy Keach tuvo en 1972. Fue su salto a la fama definitivo y se cimentó sobre dos grandes cintas como fueron Fat City, de la que ya se habló la semana pasada, y la que nos ocupa hoy, Los nuevos centuriones. Curiosamente en una hacía de veterano boxeador, mientras que en la otra se convierte en un primerizo policía de Los Ángeles. A sus treinta y un años, que parecerían más hoy en día, estaba en un momento en el que podía hacer casi cualquier papel.

Los nuevos centuriones es una cinta que adapta un original literario de Joseph Wambaugh de igual nombre y que destaca por la curiosidad de ser una novela policiaca escrita por un policía en activo. Wambaugh terminaría teniendo una carrera muy notable, con otras adaptaciones a la gran pantalla, pero siempre tuvo la ventaja de haber contado con una adaptación de buen nivel que se produjo menos de dos años después de la publicación de su primer libro.

Chartoff-Winkler Productions.

La dirección estuvo realizada por ese todoterreno que fue Richard Fleischer. Capaz de firmar Los vikingos, Conan el destructor, Cuando el destino nos alcance o, por qué no, un neo-noir setentero naturalista como el que nos ocupa. Es cierto que la película no destaca demasiado en ningún momento en lo formal, contando con una dirección más bien utilitaria, pero eso no evita que sea muy efectiva en lo narrativo. Nos cuenta, al final, un par de años en la vida de unos detectives primerizos de Los Ángeles, centrándose en la figura de Roy Fehler (Stacy Keach) y en la influencia sobre él del veterano Kilvinski, un enorme George C. Scott.

En realidad se podría decir que Los nuevos centuriones tiene algo de elogio de las fuerzas del orden, presentadas como unos valientes que cometen errores pero parecen tener siempre buen fondo. Pero lo que realmente importa es cómo trata de pintar un fresco muy vivo de un momento concreto, de sus problemáticas y de una metrópolis que parece incontrolable. Es claramente una película imperfecta, que se llega a perder en tramos menos interesantes, pero no por eso menos interesante como muestra de un género negro diferente, de un cine que busca recordarnos que la vida de los policías puede ser tan peligrosa como aparentemente anodina.

Ismael Rodríguez Gómez

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