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El seriéfilo: agosto de 2015

Aprovechando mis últimos días de descanso en las paradisíacas playas de Papúa Nueva Guinea, escribo estas líneas… Vale, es mentira, solo quería dar un poco de envidia. La verdad es que he pasado este mes a mil grados, sudando como un pollo (curiosa expresión, ¿sudan los pollos?, ¿sueñan los androides con ovejas eléctricas?) y viendo series con los pies metidos en un barreño de hielo, un ventilador último modelo accionado a manivela que apuntaba directamente a mi cara y un bañador estampado con palmeras hawaianas, para no perder el espíritu veraniego.

Abrimos la sección con los lloros y lamentaciones típicos del mes de agosto: que no hay series de calidad, que las cadenas se guardan lo mejor para septiembre, blablablá… Los serieadictos tendemos al drama con mucha facilidad, pero, vamos, no nos toméis muy en serio porque, este mes, así de memoria, hemos podido disfrutar de buen material para todos los gustos: Ray Donovan (Showtime), Mr. Robot (USA Network), Rectify (Sundance TV),  Master of Sex (Showtime), Hell on Wheels (AMC), True Detective (HBO), Power (Starz), Tyrant (FX), The Strain (FX), Extant (CBS)…

Siguiendo mi habitual incoherencia, voy a comenzar el repaso con una serie que se emitió en febrero (yo soy así), nada menos que Bosch (Amazon Prime). La verdad, empieza mal, muy mal, cargada de clichés: típico detective duro, cínico, recto, querido por sus compañeros y odiado por sus superiores. Los personajes principales siguen encasillados en mi mente: uno es el humo negro de Perdidos (ABC) y otro el despiadado traficante Marlo Stanfield de The Wire (HBO). Tampoco es que ellos ayuden con sus interpretaciones, que no son precisamente para tirar cohetes. Sin embargo, los dos casos paralelos que se presentan al espectador están muy bien planteados y entrelazados, mezclando con habilidad un crimen de hace veinticinco años con la captura de un asesino en serie. Y es ese interés por saber cómo avanza el caso el que nos obliga a seguir adelante, dejando a un lado la intrascendente historia de amor y la fallida relación padre-hija que trata de complementar la serie. A pesar de sus fallos, sería injusto no admitir que, sin lugar a dudas, me voy a tragar la segunda temporada en cuanto salga. Podría decirse que, sin ser una serie top dentro del género policíaco, sí que es muy recomendable para todos aquellos que gusten de esta temática en su vertiente más noir (con jazz y todo eso).

Continuemos. No sé vosotros, pero yo, cada vez que pienso en Rectify (Sundance TV), entre el calor asfixiante del mes en cuestión y la parsimonia que transmite la serie, mi cabeza hace un looping asociativo de ideas y me viene a la mente el anuncio de aquellos aires acondicionados de marca japonesa cuyo eslogan era… el silencio. Y es que, aunque no es una serie muda, es lo más parecido que podremos encontrar nunca: poca música, diálogos contenidos, escenas pausadas… Lo que vendría a ser una serie reflexiva en la jerga hipster y que, a pesar de todo, logra encontrar su ritmo a través de Daniel (el protagonista, que vuelve a su pueblo tras veinte años en el corredor de la muerte). Ya son tres temporadas (y una cuarta en camino) en las que no se pierde el espíritu de la serie ni decae el interés por conocer las pequeñas historias que se generan alrededor de la familia Holden en el pequeño pueblo de Paulie, Georgia.

Siguiendo con la búsqueda de una comedia que me llene, este mes he probado Unbreakable Kimmy Schmidt (Netflix) que, sin ser una gran serie (ya sabéis  que este género y yo nunca llegamos a entendernos) es entretenida y tiene algún gag original que, si te pilla por sorpresa, te puede sacar una carcajada. Tan fácil de ver como de olvidar. Otro tipo de humor, menos festivo y colorido, es el que nos presenta la segunda temporada de Inside No.9 (BBC Comedy), que sigue la estela de su primera entrega con otras seis historias independientes, de media hora de duración, que mezclan humor inglés con humor negro (¿alguna vez van separados?) con un resultado curioso: conseguir arrancarnos una sonrisa con las situaciones más inquietantes y perturbadoras,

Con los mismos ingredientes, pero distintos porcentajes (85% terror, 15% humor), MTV ha  tratado de revivir el subgénero slasher con la adaptación de Scream al formato serie. El resultado es bastante desastroso (eso o hay un salto generacional que no he sabido superar). Con un tono muy similar a la anterior producción del canal, Eye Candy (MTV), la serie se limita a copiar la exitosa franquicia iniciada por Wes Craven (D.E.P.) allá por el año 1996, actualizando un poco la ambientación (ahora el asesino usa el Wassup y todos los videos se suben a Youtube) y, eso sí, destrozando las interpretaciones. Producto totalmente prescindible e innecesario. Si queréis ver una serie que trate mejor el género, hay que echar la vista unos años atrás, exactamente al año 2009, cuando el canal CBS emitió la serie de trece capítulos Harper´s Island (CBS), que únicamente tuvo una temporada porque al final ya no quedaban demasiados personajes vivos para continuar la historia.

He de decir que había reservado un espacio para comentar el final de la serie revelación del año, Mr. Robot (USA  Network), pero al ser pospuesto por la cadena hasta septiembre, pospongo el asunto hasta el próximo mes y así me ahorro, de una sentada, demandas de la cadena por desvelar el final antes de tiempo, improperios de los fans por hacer spoilers, y la desconfianza de los lectores que busquen explicación al hecho de que sepa lo que pasa cuando aún no han emitido el capítulo… Así que, para cambiar de tercio os propongo una adivinanza: producción inglesa, los protagonistas son dos magos muy poderosos, basada en un libro… ¿Alguien lo sabe? Tic, tac, tic, tac… No, no es Harry Potter. Como esta sección tiene unos horarios muy estrictos y no podemos estar aquí todo el día, lo digo: estoy hablando de la miniserie inglesa Jonathan Strange y Mr.Norrell (BBC One), ambientada exquisitamente en el s. XIX. Todo un cuento de hadas para adultos, con efectos visuales muy logrados y unas interpretaciones a la altura.

Otra de mis estrategias para tratar de pasar mejor el calor (al menos mentalmente) ha sido recurrir a una serie sueca, Jordskott (SVT), ambientada en un sombrío y fresquito bosque en el pueblo de Silverhöjd. Es un thriller policiaco con toques sobrenaturales que poco a poco van impregnando toda la serie hasta hacerse con ella por completo. Si no fuese por los personajes (que obviamente son los mismos), sería imposible creer que el primer capítulo y el último pertenecen a la misma serie. El mérito es hacer esa transición de forma suave, sin que en ningún momento parezca algo forzado. Serie oscura, desconcertante y original que, sin llegar al nivel de otras obras nórdicas como Bron/Broen (SVT/DR1) o Forbrydelsen (DR1), merece un visionado.

Recuerdo que hace un par de meses dejamos en el tintero un par de series de ciencia ficción que prometían, ambas del canal Syfy, Killjoys (SyFy) y Dark Matter (Syfy). Cada una en su parcela, han evolucionado positivamente y podemos decir ambas son series notables dentro de la ciencia ficción de serie B (abstenerse otro tipo de público). La primera se compone de episodios autoconclusivos de un equipo de cazarrecompensas estelares y se complementa con arco argumental que aporta trasfondo pero no distrae de lo que realmente importa: la acción y la violencia. Me recuerda, salvando las distancias, al anime Cowboy Bebop (WOWOW), pero en carne y hueso. Dark Matter (Syfy), sin embargo, apuesta por una historia más elaborada, llena de misterio, descubriendo poco a poco al espectador los (a veces sorprendentes) secretos del pasado de cada uno de los integrantes de la tripulación de la nave Raza.

Y, para acabar, un último chapuzón veraniego en el baúl de los recuerdos (en el de las series, no en el de Karina), para recomendar una serie emitida en el verano del 2007, The Kill Point (Spike TV). Solo se produjo una temporada de ocho episodios, lo justo y necesario para desarrollar la historia de un grupo de marines que intenta robar un banco en Pittsburgh. En la serie nos encontraremos con infinidad de caras conocidas como la de John Leguizamo (Romeo + Juliet, Kick Ass 2…), Donnie Wahlberg (hermano de Mark y en los años noventa miembro del grupo New Kids on the Block. ¿Cómo se os queda el cuerpo, eh?), Frank Grillo (protagonista de la serie Kingdom –Audience Network – que hace poco comentamos por estos lares) o J. D. Williams y Michael K. Williams (Bodie y Omar en The Wire). Imprescindible la versión original, ya que el doblaje es tan cutre que por momentos da vergüenza ajena. Avisados estáis.

Y ahora, amigos, os dejo porque voy a aprovechar para dar un último paseo por las virginales playas de arena fina de Papúa, en las que no estoy, antes de volver al mundanal ruido. ¡Lukim yu bihain!

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