Metallica: Nothing Else Matters. Una nueva página en el cómic del rock
Hablar de cómic y de rock es hacerlo de dos culturas que a menudo han tendido a darse la mano en una relación sinérgica sustentada en su naturaleza eminentemente popular y recreativa. Ya sea a través de la estética visual o de colaboraciones directas, ambas han convergido con regularidad enriqueciéndose y, aunque no es fácil hacer una revisión pormenorizada de esta conversación artística, es muy interesante repasar un poco su historia para contextualizar la publicación de Metallica: Nothing Else Matters, biografía ilustrada de 2013 y que ahora llega a nuestras librerías de la mano de Ma non troppo (Robin Book).
Cómic y rock: una relación bien avenida
El cómic americano ya se fijó en la cultura del rock and roll en los años cincuenta introduciendo jóvenes rockers en sus historietas, aunque fue una década más tarde cuando encontramos en The Archies a la primer banda ficticia que saltó al mundo real. Antes de conseguir sonados hits en los charts de medio mundo como Sugar, Sugar, los protagonistas de Archie’s ya se habían codeado en las viñetas nada menos que con Elvis Presley. Aunque normalmente el viaje era a la inversa al realizado por el grupo creado por Peggy Lee: una banda de éxito tele-transportada a la ficción ilustrada para protagonizar alocadas aventuras en un mecanismo indisimulado de mercadotecnia. Así lo hicieron por ejemplo The Monkees, banda creada ex profeso para una comedia televisiva de la NBC, Ramones, grupo de personalísima impronta, o Kiss, la primera banda de rock en trascender la música hacia el verdadero concepto de espectáculo.
Ya en 1965 Stan Lee y su implacable radar del zeitgeist sesentero había colocado a The Beatles como artistas invitados en una aventura de Los Cuatro Fantásticos (Strange Tales nº130). Visto el filón, el demiurgo marvelita intentó infructuosamente hacer lo propio con otros artistas del momento como The Who (solo un número propio) y The Doors (sin cristalizar), aunque sí llevaría a buen término dos proyectos de éxito como la biografía ilustrada de los de Liverpool (The Beatles Life Story) y Marvel Comics Super Special: KISS, peripecia en la que la banda neoyorkina se enfrentaba nada menos que al Doctor Doom, pero que pese a sus ventas masivas no pasaría de dos entregas por problemas contractuales entre el grupo y la editorial.
Además de cameos esporádicos y papeles protagonistas, así como de memorables art covers (véase como ejemplos ilustrativos el Cheap Thrills con Janis Joplin o las icónicas portadas de Frank Frazetta) los rockeros también se han acercado al cómic como autores, ya sea para guionizar relatos de ficción (Tom Morello, Danni Filth, Courtney Love, Glenn Danzig, Gene Simmons…) o para ilustrar sus propias letras (Corey Taylor, Dave Mustaine, Slayer, Cannibal Corpse…). De hecho, han sido tantas las ocasiones en las que rock y cómic han interactuado que resultan casi imposibles de registrar. Solo hace falta acercarse a la librería más cercana para comprobar su vigencia. No obstante, si nos centramos en el ámbito de las biografías, merece una mención especial Rock N’ Roll Comics (Revolutionary Comics), popular y polémica serie de memorias no autorizadas editada por Todd Loren entre 1989 y 1992.
Por supuesto, Metallica tuvo su propio número en esa serie, lo que parece que abrió la veda para que el octavo arte intentase hasta en tres ocasiones más contar las andanzas del grupo, la última en 2015 de mano de Stormfront Media (Orbit: Metallica). Pero de todas ellas, la más consistente y con mayor enjundia artística es din duda la que acaba de publicar en castellano Ma non troppo (Robin Book).
Metallica: Nothing Else Matters. La novela gráfica
Metallica: Nothing Else Matters es la obra del dibujante Brian Williamson y el guionista Jim McCarthy, pareja artística que ya había trabajado conjuntamente en proyectos similares sobre Michael Jackson y los Ramones. Con un dibujo de impronta claramente fotográfica y el uso del blanco y negro, ahonda acertadamente en el carácter underground original de la banda y del movimiento metalero, conectándolo estética y espiritualmente con los pioneros fanzines del rock. Por su parte, el alambicado entramado narrativo desarrolla un arco argumental a modo de novela gráfica que abarca desde la formación de la banda a comienzos de los años ochenta hasta la época post Death Magnetic (2009-2013).
La narración, articulada en base a las voces de los diferentes miembros de la banda y de alguno de sus allegados, va avanzando como un rompecabezas. Esta multiplicación de puntos de vista y su espíritu literario (abundan los monólogos personales), así como el hecho de que dependiendo del narrador la historia retroceda o avance en el tiempo, dota a la lectura de cierta complejidad, sobre todo para quien desconozca de antemano las desventuras del grupo. Sin embargo el resultado final, pese a exigente, o precisamente por eso, justifica el conjunto.
Con su estructura de obra dramática clásica (presentación-nudo-desenlace) vemos cómo Metallica y el thrash metal surgen de la nada por el empuje de unos críos flipados con los sonidos rápidos y pesados; cómo estos chavales erigen su propia leyenda con la concatenación de cinco discos descomunales en los que Lovecraft, Trumbo, Hemingway o sus experiencias personales ilustran líricamente un sonido desconocido hasta entonces y que va hipnotizando a las masas de forma inversamente proporcional a su domesticación; vemos cómo la banda, una vez en la cima del mundo, opta por evolucionar musicalmente en un polémico e incomprendido movimiento artístico; y comprobamos cómo el éxito, ese habitual caballo de Troya para el arte, la destroza por dentro hasta hacerla resucitar, casi milagrosamente, trasmutada en una de esas formaciones tan autoconscientes de su legado que convierten su glorioso pasado en el verdadero motor de su presente y su futuro.
En Metallica: Nothing Else Matters encontramos reflejados tanto los elementos intangibles que han cincelado el camino de la banda, como los grandes hitos de su historia. Ahí está esa conjunción de personalidades tan dispares como mágicas de Lars Ulrich, el jovencito danés que llega a Estados Unidos con la cabeza llena de pájaros y el convencimiento de un martillo pilón, y James Hetfield, el taciturno y silencioso chavalín cuyas desgracias familiares y enfermiza educación cristiana hacen que busque en la música su liberación personal. Ahí está ese genio desbordante de Dave Mustaine solo comparable con su espíritu autodestructivo, y que pese a fugaz, fue lo suficientemente intenso como para indicar el camino a seguir a la banda que lo mandaría a paseo. Ahí tenemos la sabiduría silenciosa de Kirk Hammet, verdadero equilibrio en la sombra de Metallica, así como la maestría inspiradora del malogrado Cliff Burton y, cómo no, el estoicismo silente de Jason Newsted, punching ball involuntario para las frustraciones personales y musicales de sus compañeros.
Pero también están reflejados los grandes acontecimientos más o menos conocidos de Metallica: los inicios, el traslado a San Francisco y el Metal Massacre; la expulsión de Mustaine; la creciente fama; los escarceos con los excesos que los convirtieron en Alcohólica; la muerte de Burton y la entrada de Newsted; el Black Album, el Stadium Tour y la antorcha humana de Hetfield; la controvertida época de los Load; la guerra perdida contra Napster; el harakiri en directo del Some Kind of Monster; el fichaje de Robert Trujillo o la redención del Death Magnetic.
Metallica: Nothing Else Matters es una crónica fiel e inspirada de la compleja y larga trayectoria de una de las mejores bandas de rock de la historia. Una aventura de aciertos y fracasos, de luces y sombras, muchas sombras. Porque ya se sabe: si sales de la luz y te adentras en la noche… nada más importa.
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