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Arte y Letras

«También esto pasará» de Milena Busquets y María Ripoll: lo que vemos nos define

Un libro de Milena Busquets, un tren y una página subrayada, la cuarenta y ocho. «Todos vemos cosas distintas, todos vemos siempre lo mismo, y lo que vemos nos define absolutamente. Y amamos instintivamente a los que ven lo mismo que nosotros, y les reconocemos al instante».

Blanca cuenta con esa distinción de observadora cum laude. En ella hay una especie de sutileza magnética. De puertas para afuera es la amiga, madre o expareja que respeta la libertad del otro; de puertas para adentro calla alguna que otra batalla, aunque siempre le domina su gentil entusiasmo.

Acaba de enterrar a su madre y todos esos libertarios que la rodean la acompañan en su duelo en la casa familiar de Cadaqués. La compañía: sus dos hijos, dos exparejas, dos amigas y un consorte. Ya sabemos que, en un grupo de amigas, tal y como se refleja en el libro, se compensan las bondades de una amiga normativa y la otra que vive a través del humor. También le espera un amor furtivo que veranea en el pueblo con su mujer. Parece el camarote de los hermanos Marx.

En esa casa impera la horizontalidad, hay espacios grandes, muchos libros y un par de escaleras. Es de esas casas donde no hace falta apoyarse en el canto de la ventana a mirar. Desde la ventana, la vida, la luz, realiza el camino inverso y proyecta ramas de árboles y luces de diferentes formas en las paredes de un salón o en los azulejos de la cocina.

Del mismo modo ocurre con la protagonista, de puertas al exterior hay sobremesas, bailes y flirteos con desconocidos o reconocidos. Esa vida del exterior, es decir, la compañía, el sexo y las divagaciones realizan el camino inverso en su interior, mezclándose con dos voces en off. Se trata de su propia voz y la de su madre. Mientras sonríe socialmente pasando la botella de vino, en su interior su madre y ella conversan con la sorna o la ironía que tanto las caracteriza. Cada una tiene una forma de despedirse.

«Mamá, me prometiste que cuando murieses mi vida estaría encarrilada y en orden y que el dolor sería soportable, no me dijiste que tendría ganas de arrancarme mis propias vísceras y comérmelas». Blanca tiene que encarar el duelo de la muerte de su madre. Mientras tanto se besará a escondidas al borde de la playa, bailará con amigos, conversará, con irónica franqueza, con sus hijos, e intentará dejar de lado una especie de sentimiento de culpa al recordarla o puede que sea algún reproche cotidiano (sin la contundencia que esas dos palabras implican y desvirtuando totalmente su significado).

No era fácil el trabajo de María Ripoll: llevar al cine uno de los textos más vendidos de Milena Busquets, escritora que apasiona por su dulzura, su acidez y su forma de mirar. La película se presentó en el Festival de Málaga de mano de su protagonista, Marina Salas, y su directora. Ripoll confesaba que tenía este proyecto en mente diez años atrás.

Hace poco leía o escuchaba, no me gusta aquello de no citar, pero me falla la memoria, la necesidad de reivindicar la importancia de algunos artistas que no se colocan donde merecen como Anni B Sweet o grupos brutales como Rufus T. Firefly. Algo parecido ocurre con actrices como Marina Salas y otras coetáneas como Marta Nieto; actrices que casualmente trabajaron juntas en el teatro en la obra Infamia. Es cierto que a Salas se la reconoce como buena actriz, pero debería existir un espacio mayor para ella dada su avidez interpretativa. En el film encara el papel protagónico haciendo que parezca fácil.

Durante la rueda de prensa, Ripoll habló de un encuentro, durante el rodaje, entre la actriz protagonista y Milena Busquets, la escritora. Una se las imagina en el set, hablando apasionadamente, sincronizadas, con el compás marinero del aire de Cadaqués que las obliga a recogerse el pelo detrás de la oreja; mientras hablan mirándose a los ojos, sosteniéndose estilosamente un codo y gesticulando.

Qué importante es la luz en esta película, la fuerza del verde en las carreteras y los encuadres. No sólo el texto la sustenta. En la creación, como ya hemos dicho en otras ocasiones, hay que reivindicar el libre albedrío. Bien es cierto que, como lector, ya lo confesaban algunos periodistas durante la presentación en el festival, hay un cierto prejuicio antes de ver la película. Ese prejuicio se disipa. Como partimos de esa libertad, algunas escenas son más libres y otras beben mucho de la esencia de Busquets. Por ejemplo, un único spoiler, una escena de cama entre Blanca y su exmarido. Imaginas la misma luz cálida entrando por los orificios de la persiana y esa cotidianidad que supone volver al lugar sabiendo la piel que se toca. «No sé qué hacer con mi novia», dice él. «Ni yo con mi madre», matiza ella. Buena conversación para después de un coito y un funeral. Y ya lo dices tú Milena, los hombres siempre meten la pata de alguna forma.

Ya en el tráiler aparece una frase indeleble: «Lo contrario de la vida no es la muerte, es el sexo, el sexo es lo único que no da resaca y disipa momentáneamente la muerte».  El cuerpo habla. Y es que da igual en qué punto estemos, aunque estemos pasando un duelo, la vida no se interrumpe, sigue y cambia como la canción de Mercedes Sosa.

Hablando de canciones, qué delicia volver a reencontrarse con María Rodes en la banda sonora. Se cuela un antiguo trabajo, Fui a buscar el sol, y otro tema con Delafé titulado Hechizo. Por cierto, dejando a un lado la banda sonora, también son muy interesantes las propuestas que tiene la cantante catalana con el productor jerezano Bronquio. Rodes le canta una Nana al agua, te Canta una copla o interpreta una versión atmosférica para un anuncio. Quizá haga crecer un «árbol», no es nada «desastra».

Tras escuchar el último acorde de Rodes nos despedimos volviendo a la vida de una madre y una hija. La madre de Blanca, cuando ella era pequeña, le contaba una historia… «En un lugar muy lejano había un emperador poderosísimo, un día reunió a todos los sabios del reino y les dijo: quiero una frase corta que sirva en todas las circunstancias». La frase elegida fue También esto pasará. Sirve tanto para los momentos de alegría, como los de tristeza, querida Blanca. Hay que vivir, esto pasará…

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