Agronegocio: genocidio indio en Brasil – 18 de octubre de 2017
Sucedió en agosto, en el Valle del Javarí, en el extremo occidental del estado brasileño de Amazonas. No se sabe quién, ni cuántos, ni por qué: pero hay dos personas detenidas por jactarse de matar a una docena de indios de una tribu no contactada. Presumían en un bar: mostraban objetos de sus víctimas. La Fiscalía no da detalles del caso que dice que investiga. Ni siquiera confirma que los asesinos eran garimpeiros, mineros ilegales en las fronteras naturales de Brasil. De ser cierto el número de muertos, la tribu se habría quedado sin un tercio de sus miembros. Sería un exterminio sin letras ni imágenes. Una matanza silenciosa a manos de gente civilizada.
En Brasil fueron asesinados 118 indios en 2016. El Consejo Indigenista Misionero denuncia que la mayoría eran del pueblo Yanomami, en el norte del país. Además se suicidaron 106 y 735 niños murieron por malnutrición. Eso, dicen las ONGs, es un genocidio consentido por el poder. Como el gobierno federal, que ha recortado los fondos de la FUNAI, la Fundación Nacional del Indio, e impulsa leyes en contra de los derechos de los pueblos indígenas. Si hay violencia, mira para otro lado. No es una cuestión de garimpeiros, de brutos mineros amigos de la pinga y la pistola. En Brasil manda el agrobussiness. La tierra es el negocio y no los seres humanos que la habitan.
Un cuarto de los diputados brasileños vive del agronegocio: quieren más tierras cultivables o para ganado y rechazan la ampliación de las indígenas. Son felices con Michel Temer, al que promovieron a la presidencia en lugar de Dilma Rousseff, amiga de los indios, y por tanto arena en el engranaje agropecuario. Muchos son propietarios de tierras. Fazendeiros. Como Blairo Maggi, ministro de Agricultura y «rey de la soja». En 2005, Greenpeace le dio la «motosierra de oro» por romper récords deforestando el Amazonas. Los ruralistas lo adoran: ven en él un líder para sacar a los indios vagos de sus tierras. O recibir dinero público si tienen que cederlas.
La situación de los indios empeora con el tiempo. En 2005, a una tribu guaraní de Mato Grosso do Sul la echaron a tiros de sus posesiones. Se fueron a vivir a la carretera. El paso de los camiones cargados de soja llenaba de polvo rojo sus tiendas de plástico. A sus muertos los enterraban en la tierra robada y lloraban en silencio junto a sus tumbas. Quizá hoy ya ni puedan hacerlo, labrada como está la tierra del señor y asesino que no alardeará de sus crímenes, pero sí de su fortuna, bandera de orden y progreso. El fazendeiro decía: «los indios son anárquicos y nos causan perjuicios. Nunca dejaremos nuestras tierras sin que nos paguen. Para eso somos capitalistas».
Notas de Extramuros es una columna informativa de Siglo 21, en Radio 3. Puedes escucharla en el siguiente audio y acceder al programa pulsando aquí. También puedes revisar todas las Notas de Extramuros en este tumblr.
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