El diablo en la montaña mágica – 17 de enero

Víctor García Guerrero19 enero, 2024

El Foro de Davos está preocupado por la desinformación. La reunión pública de las élites globales más célebre se realiza estos días en Suiza, y teme que el año en el que setenta países van a votar sea también el de las manipulaciones en masa y las mentiras diseñadas con Inteligencia Artificial. Atención al deep fake, dice un informe que circula estos días por la localidad alpina. Señalan a Donald Trump, por su historial. El expresidente de Estados Unidos no está invitado, pero sí varios representantes del actual gobierno estadounidense. A los mandatarios del presente les suponen certidumbre. La verdad y la mentira dependen de quién se sienta en el trono.

En Davos dedican media hora a Gaza: Humanitarian Briefing on Gaza, de 13h45 a 14h15, en la segunda jornada. El único conferenciante de origen palestino es un constructor multimillonario que vive en Atenas. También hablan un checo del Foro Económico Mundial, la vicedirectora de Unicef y el secretario general de la Federación Internacional de la Cruz Roja. «El actual conflicto armado en la Franja de Gaza ha provocado una crisis humanitaria. ¿Qué medidas pueden tomarse para aliviar la presión y ayudar a la población civil?». «Conflicto armado», «crisis humanitaria», «aliviar». El maquillaje retórico también es una forma de desinformación.

«Lograr la seguridad y la cooperación en un mundo fracturado», se proponen en Davos, alarmados por la polarización, pero que llaman a Javier Milei, al que presentará el director del foro en persona. Milei hizo campaña con una motosierra, insulta a la izquierda y amenaza a los que protestan. Pero propone privatizar cuarenta y una empresas estatales, algunas de ellas con beneficios, y saca a Argentina de los BRICS y la pone en la órbita de Estados Unidos. Milei polariza en el buen sentido. No como Greta Thunberg, heroína de otros años. El clima importa pero un poco menos, y nada si sus portavoces llevan kefiya. Greta ha elegido el camino equivocado.

Thomas Mann publicó La Montaña Mágica hace cien años. Transcurre en el Sanatorio Wald, de Davos, donde el tiempo no pasaba, de tanto mirarlo. «El tiempo, que todo lo ve, te ha descubierto»: Mann releía a Sófocles y tal vez comprendía que el diablo estaba a punto de cobrarse una deuda con la burguesía centroeuropea, embalada hacia la destrucción a escala industrial del nazismo. Suiza permaneció neutral, porque para el oro y el capital siempre hay santuarios, lugares que aspiran a estar más allá del bien y del mal por toda la eternidad. Olvidan El corazón del ángel: por más que intentes evitar tu imagen en el espejo, ésta te mira siempre directamente a los ojos.

Extramuros es una columna informativa de Efecto Doppler, en Radio 3.