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Impeachment: historia de la gran amenaza al mandato de Trump

Nunca tras unas elecciones se había empezado a oír hablar tan pronto del posible impeachment de un mandatario como en el caso de Donald Trump. Se trata este de un término inglés que proviene del latín impedicare, que significa evitar o prevenir y se utiliza en los países anglosajones para definir un proceso político que lleva a cabo el poder legislativo para la destitución de su cargo de un miembro del gobierno, vinculado a la comisión de delitos de carácter muy grave. Este tipo de procesamientos existen en las legislaciones de muchos países como Alemania, Austria, Brasil, Corea del Sur, India, Irán, Noruega, Reino Unido o Rusia.

Encontramos los orígenes de la figura del impeachment en el Reino Unido, aunque allí ahora está considerado como un proceso obsoleto. En este caso la Cámara de los Comunes (a iniciativa propia o a instancia de particulares) acordaba fijar las acusaciones e iniciaba el proceso de destitución, pero el juicio en sí lo realizaba la Cámara de los Lores. Ningún Primer Ministro, de los setenta que gobernaron en los aproximadamente cuatrocientos años en los que se aplicó, fue destituido por el mismo. Una primera etapa tuvo lugar a lo largo del siglo XIV hasta la llegada de la dinastía Tudor y una segunda etapa durante los siglos XVII y XVIII (una cuarta parte de ellos tuvieron lugar entre los años 1640 y 1642).

El primer proceso en la isla tuvo lugar en mayo 1376 contra Sir William Latimer, cuarto barón Latimer, valido en la corte de Eduardo III. El parlamento pretendía apartar a los consejeros corruptos de la corte y, liderado por su portavoz Sir Peter de la Mare y por el obispo de Winchester William de Wykeham (anterior consejero del rey), acusaron a Latimer de delitos tales como haber aceptado sobornos y lucrarse a costa de la corona. Los cargos se probaron y fue encarcelado. Sin embargo, en octubre de 1376 se le perdonó, a la vez que Peter de la Mare era encarcelado y William de Wykeham acusado de irregularidades económicas.

En el Reino Unido

Actualmente, en el Reino Unido el impeachment es una figura en desuso, dado que hace más de doscientos años que no se realiza. La última vez se le aplicó a un político tory en 1806: el escocés Henry Dundas, primer Vizconde de Melville. Dundas fue secretario de guerra durante los gobiernos de William Pitt, así como una figura clave en las guerras contra la Francia revolucionaria. Fue acusado por el político whig (y admirador de Napoleón) Samuel Whitbread de apropiación indebida de dinero público durante su etapa como tesorero en el almirantazgo. El proceso finalmente consideró que se trataba de una simple negligencia y quedó libre de cargos, pero Dundas nunca volvió a ocupar un cargo público.

Un caso excepcional fue el de la reina Carolina, consorte de Jorge IV, sometida a un proceso por adulterio iniciado como impeachment en 1820. Carolina de Brunswick se había casado en 1795 con Jorge cuando todavía era Príncipe de Gales. Tras el nacimiento de su hija en 1796 se separaron y Carolina se fue a vivir a Italia donde se relacionó con el italiano Bartolomeo Pergami. Cuando Jorge, famoso a su vez por sus numerosos escarceos amorosos, ascendió al trono en 1820, quiso divorciarse de su mujer pero esta se negó y fue sometida a juicio, aunque finalmente la acusación se retiró.

Posteriormente ha habido otros intentos de realizar un impeachment, pero no se llegó a iniciar ningún proceso: en 1848, Thomas Chisholm Anstey, abogado y uno de los primeros parlamentarios católicos del siglo XIX, intentó forzar un proceso contra Lord Palmerston, en su etapa como secretario de exteriores, alegando que había firmado un trato secreto con Rusia. En 2004, un grupo de parlamentarios intentó rescatar esta figura para procesar al Primer Ministro Laborista Tony Blair por crímenes vinculados con la guerra de Irak. Los firmantes de la moción eran principalmente conservadores, como el actual secretario de exteriores y ex-alcalde de Londres Boris Johnson, pero también de otros partidos como el Nacional de Escocia (entidad por quien firmó el posteriormente primer ministro de Escocia Alex Salmond). Esta moción nunca llegó a ser debatida.

En Estados Unidos

Siguiendo el ejemplo británico, los colonos llevaron a las constituciones de sus estados esta figura (como en Virginia en 1776 o en Massachusetts en 1780). Benjamín Franklin opinaba que en la antigüedad los malos gobernantes eran eliminados mediante el asesinato y que por ello era preferible regular otro sistema, el impeachment. A su vez, la constitución de los Estados Unidos de 1788 lo recogió en su artículo primero al señalar que «la Cámara de Representantes elegirá a su presidente y demás funcionarios y será la única facultada para declarar que hubiera lugar para proceder en los casos de responsabilidades oficiales», además de señalar en el artículo segundo que se derivará de altos crímenes como la traición o el soborno. Siguiendo el modelo británico, el congreso abre el proceso y el senado es el que lleva a cabo el juicio. Para ser condenado se requiere el voto de dos tercios de los senadores, implicando la destitución del acusado y su inhabilitación para cualquier otro cargo público.

En Estados Unidos ha habido catorce procesos de destitución a nivel federal: de ellos solamente dos corresponden a presidentes y ninguno de ellos fue condenado. Además, Richard Nixon evitó el proceso que se iba a iniciar por el escándalo Watergate cuando dimitió en 1974 y se especuló sobre su posible inicio en otras ocasiones, como el de Ronald Reagan por el caso Irán-Contra.

El primer presidente procesado fue el demócrata Andrew Johnson en 1868, por la violación de una ley federal que pretendía limitar el poder del presidente para destituir algunos cargos oficiales sin la aprobación del senado. En el convulso entorno político tras la Guerra Civil (Johnson había asumido la presidencia en 1865 tras el asesinato de Abraham Lincoln) el congreso estaba controlado por los republicanos, que iniciaron el proceso cuando Johnson destituyó al también republicano y secretario de guerra Edwin Stanton. Johnson evitó ser condenado por un solo voto, al no alcanzar el senado la mayoría de dos tercios necesaria (siete senadores republicanos habían votado en contra de la disciplina de su partido al considerar que el proceso estaba manipulado desde un principio). Sin embargo, Johnson abandonó el cargo en 1869 tras ni siquiera conseguir la nominación demócrata para la reelección.

El segundo caso se produjo más de cien años después cuando, en 1998, Bill Clinton fue acusado de perjurio y obstrucción a la justicia por el caso Lewinsky. La votación estuvo muy lejos de alcanzar los dos tercios necesarios y Clinton siguió en su cargo hasta finalizar su mandato en 2001.

En Estados Unidos también pueden ser objeto de impeachment los jueces: el único juez del tribunal supremo ha sido Samuel Chase, procesado en 1804 a instancias de Thomas Jefferson. No fue condenado, pero sentó el precedente de que los jueces pueden ser procesados por temas legales o éticos, aunque no por disconformidad con sus sentencias. En 1989, el juez de Florida Alcee Hastings fue condenado por recibir ciento cincuenta mil dólares en sobornos, y el juez Walter Nixon por perjurio en relación con un caso de drogas vinculado al hijo de uno de sus socios. Nixon apeló ante el tribunal supremo, que desestimó la cuestión en 1993 por considerarla una cuestión política que no podía ser revisada por el tribunal. El último proceso federal ha sido el del juez de Luisiana Thomas Porteus, al que se acusaba, entre otros muchos cargos, de recibir dinero de los abogados implicados en sus juicios. Fue condenado en 2010.

Este proceso también se realiza a nivel estatal, habiendo sido sometidos a él trece gobernadores. El primero de ellos el Gobernador de Kansas Charles L. Robinson en 1862, aunque no fue condenado. Sí lo fue el gobernador de Carolina del Norte William Woods Holden en 1871. Las acusaciones le implicaban en la formación de una milicia estatal para luchar contra los crímenes del Ku Klux Klan que habría asesinado a varias personas, entre ellas un senador republicano y un oficial de policía afroamericano. En 2011 se le perdonó de manera póstuma. La última condena a un gobernador data de 2009, cuando Rod Blagojevich, del estado de Illinois, fue destituido por solicitar sobornos y subastar el puesto en el senado que Barack Obama había dejado vacante al ser elegido presidente.

Finalmente, hay que tener en cuenta que, además de Nixon, otras importantes figuras de la administración dimitieron ante la expectativa del impeachment, como el millonario banquero y secretario del tesoro del presidente Hoover durante la Gran Depresión, Andrew Mellon. En enero de 1932, veinticinco mil parados de Pennsylvania marcharon sobre Washington pidiendo un programa de creación de empleo y se demostró que Mellon había pagado de su bolsillo el billete de vuelta a casa de doscientos setenta y seis de ellos, lo cual estuvo a punto de iniciar su proceso de destitución. Para evitarlo dimitió y fue nombrado embajador en el Reino Unido.

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