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Inteligencia Artificial: padres contra hijos – 17 de mayo

Los creadores de la Inteligencia Artificial creen que las máquinas pueden acabar con la humanidad. El informático Geoffrey Hinton, padrino de las redes neuronales artificiales, apunta a que un sistema de inteligencia creado por el hombre puede llegar a ser más inteligente que sus creadores. Lo llama «explosión de inteligencia». Las propias máquinas podrían, según Hinton, desarrollar armas capaces de tomar decisiones sin supervisión humana. El científico anima a frenar y volver a un hogar más controlable antes de que la versión real de Skynet envíe a sus Terminators.

Hinton ha renunciado al trabajo que tenía en Google. Algunos lo llaman exagerado. Por ahora, el control de la Inteligencia Artificial está en manos muy humanas. Como en las de los US Marshalls, que usan un programa que vigila Twitter para saber con precisión identidad, hora y lugar de manifestaciones y protestas: sin ese programa, los antiguos guardianes del farwest tendrían que fisgar ellos mismos, y para eso no hay suficientes ojos. La Inteligencia Artificial estadounidense es privada, pero subvencionada: el capitalismo de guerra necesita al miedo y al Estado para prosperar.

La tecnología de vanguardia no puede construirse en un garaje. El mito fundacional de Sillicon Valley lo destruye America’s Frontier Fund, el fondo de capital riesgo que quiere canalizar el dinero público de Estados Unidos en la versión 2.0 de la guerra fría. Evgeny Morozov describe conexiones en Le Monde Diplomatique: Eric Schmidt, fundador de Google, es el gran patrocinador del giro hacia la inteligencia artificial del complejo militar-industrial estadounidense. Su operador es Gilman Louie, popular y millonario gracias a un juego comprado a la URSS en pedazos: se llamaba Tetris.

En Juegos de Guerra, los generales creen que pueden ganar un conflicto nuclear con «pérdidas aceptables», se lamenta el científico creador de la máquina inteligente que les está llevando al apocalipsis: «el juego no tiene sentido», recuerda el programador. Llama a la computadora Joshua, como su hijo muerto: el amor del padre, la humanidad, busca la eternidad en el algoritmo. La película tiene cuarenta años, y el apetito por la destrucción no envejece: en la jungla tenemos diversión y juegos, decía Axl Rose: la poesía de pistolas y rosas del rock de Hollywood canta a una ciudad virtual de verde hierba y chicas bonitas, cuando los Guns, en realidad, solo querían irse a casa.


Extramuros es una columna informativa de Efecto Doppler, en Radio 3.

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Víctor García Guerrero
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