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Portugal: la izquierda gobierna sin rescate un país entregado al turismo – 7 de febrero de 2018

La jeringonza gobierna Portugal y su ministro de Hacienda preside el Eurogrupo desde enero. Jeringonza: galimatías, pero también mecanismo complicado. En Portugal mandan socialistas, comunistas y la versión lusa de la indignación institucionalizada. Han sacado al país del rescate después de ponerse de acuerdo para echar con moción de censura a la derecha de traje y paletó. La jeringonza ha aplicado recortes sin hacer demasiada sangre, o sin que llegase al Tajo. El pago es el club del euro. Alemania agradece esa discreta obediencia aunque esté teñida de rojo. El ministro hacendoso se llama Centeno y es seguidor del Benfica, la religión de Lisboa.

«Nací en Lisboa, me crié en Lisboa pero ya no hay sitio para mí en Lisboa», le dijo Carla da Cunha a Reuters este otoño. En la capital de Portugal hay mucho sitio para turistas en pisos de alquiler pero no tanto para los vecinos de toda la vida con salarios de crisis permanente. La gentrificación local y foránea está cambiando Alfama, donde vive Carla, a pesar de que las bragas y las camisetas secando en la calle son precisamente lo que buscan las cámaras guiris que siempre miran más al cielo que a la tierra. En el suelo de Lisboa se nota el fin del rescate porque quizá ahora se acaban las obras paradas que sin duda disfrutarán los nuevos colonos.

Hace unos días paseaba por Lisboa el secretario general de la OTAN: dos coches blindados y un minibús. Ahí van los periodistas, esa corte viajera en guerra contra las posverdades enemigas. La única verdad que vale es la del dinero en armas, que ahora Portugal volverá a aumentar junto a sus tropas en Afganistán. Portugal siempre ha sido fiel a la OTAN: desde primera hora, desde 1949, sin paréntesis en el 74, cuando los fusiles dispararon claveles y la revolución fue bien porque cambió a algunos patrones locales pero respetó a los de fuera. «Política patriótica y de izquierdas», dice el Partido Comunista Portugués, mientras la marina lusa hace juegos de guerra con la US Navy.

«Lisboa, no seas francesa», cantaba Amália Rodrigues, quejosa de que la menina y moza capital amase todavía a París cuando lo que se imponía en este lado de la Guerra Fría era el amigo americano. Ese que sostenía al dictador Salazar en Portugal y a Franco en España, en esa Iberia fronteriza pero unida en la versión del nacionalismo que nos llena los balcones de banderas y lazos mientras le abrimos las puertas y puertos al señor Marshall. En eso Lisboa, Madrid, Oporto y Barcelona hacen una grande y libre nación de cumplidores anfitriones. Los antiguos imperios hoy callan y cumplen ante los nuevos, no vayan a perder las sonrisas turistas que traen el oro ahora en Airbnb enterrado.


Notas de Extramuros es una columna informativa de Siglo 21, en Radio 3. Puedes escucharla en el siguiente audio y acceder al programa pulsando aquí. También puedes revisar todas las Notas de Extramuros en este tumblr.

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