Seriéfilo: noviembre de 2024
Encaramos la recta final del año con las series rezagadas que no quieren perderse la posibilidad de entrar en los tops que empezarán a aflorar en unos días. Como siempre, se quedarán en el limbo aquellas outsiders que no saben de modas ni de rankings y deciden emitirse en esa franja gris que transcurre a lo largo del mes de diciembre y a la que ningún crítico presta atención. Espero poder nombrarlas en el podcast que estamos preparando sobre las mejores series del año y del que tendréis noticias muy pronto. Antes de todo eso, hay que centrarse en los pesos pesados que han llegado sobre la bocina tratando de hacerse un hueco entre lo mejor de un año que, en retrospectiva, ha vuelto a rayar a gran altura.
Por suerte, Prime Video no hizo caso a los agoreros de las redes sociales y siguió apostando fuerte por la franquicia de J.R.R. Tolkien tras una primera temporada irregular, que no mala, con muchas luces y alguna sombra. La segunda temporada de El señor de los anillos: Los anillos de poder muestra todo el potencial que este universo puede tener. Manteniendo la magnífica producción con un desembolso de capital considerable, se pulen los defectos narrativos de los primeros capítulos y, esta vez sí, nos encontramos frente a una historia épica centrada totalmente en la forja de los anillos con los que Sauron pretende someter a todas las razas de la Tierra Media. Esta trama, sobre la que orbitan otras secundarias que acabarán confluyendo con la principal, solo se abandona para seguir el devenir de Gandalf y sus amigos los pelosos. Aunque algo más ligera que la trama principal, esta línea argumental incluye personajes invitados de gran solera como Tom Bombadil. Poco que reprochar a esta temporada, que pone en el lugar que le corresponde a una de las sagas de fantasía más importantes e influyentes de la historia y deja claro que lo que está por venir puede ser grandioso.
Sin duda, la otra gran sorpresa del mes es El Pingüino (HBOMax), otra gran adaptación, aunque en este caso más libre y, por ello, no exenta de polémica, de uno de los grandes villanos de Batman. Una magnífica historia de gánsteres que podría llamarse de cualquier otra forma, ya que la utilización del universo del héroe de DC es básicamente cosmética, pero, se llame como se llame, la cuestión es que es muy buena. En mi opinión, el toque Batman le sienta muy bien. Nunca se ha visto una Gotham tan sucia, oscura y corrupta, ni a un villano tan complejo y odioso como el interpretado, de forma brillante, por un irreconocible Colin Farrell, alejando al personaje de toda caricatura: porque Oswald Cobblepot es un villano con todas las letras, sin resquicio para empatizar, y la serie nos lo va desmenuzando en pequeñas dosis hasta llegar al crudo final, donde cualquier mitificación o justificación se hace añicos.
No ha estado tan acertado el último estreno serializado de Marvel, Agatha, ¿quién si no? (Disney+). Aunque claramente va de menos a más y tiene un final que entronca muy bien con su serie matriz, Wandavision, no logra sacudirse la sensación de vulgarizar un personaje que, por las pinceladas mostradas en La bruja escarlata, podría dar mucho más de sí. Pierde demasiado tiempo enredando entre los tópicos más gastados sobre las brujas, en un arco insulso que ni siquiera aprovecha para indagar en el pasado de una hechicera supuestamente despiadada y poderosa, que se jacta de obtener su poder matando a otras de su misma clase. El tono de película de sobremesa de terror adolescente y genérico no ayuda a elevar a los personajes y, cuando se quiere hacer el cambio a algo más trascendente, el lastre high school no permite que brille como debiera. Aunque el universo Marvel ha despachado otros personajes mucho peores, Agatha se queda en una segunda fila a la que solo aconsejo acercarse a fans acérrimos. Para los demás, la mejor serie Marvel para ver en Navidad sigue siendo Ojo de halcón (Disney+), una delicatessen que aguanta perfectamente el paso de los años.
A pesar de haber pasado un mes, aún quedan restos sanguinolentos de Halloween en la parrilla. A la potente tercera temporada de From (Movistar+, HBOMax), que se hace adulta y pasa de ser una serie curiosa a una notable serie de terror con una historia sólida y trabajada con una hoja de ruta establecida, se une la inglesa Sweetpea (Starz), que nos presenta a una asesina en serie muy particular, pequeña y modosita, pero cargada de una rabia contenida durante años capaz de provocar ríos de sangre. También aparece en pantalla la extraña mezcla de ciencia ficción y terror teñida de serie B de Teacup (Skyshowtime), acabando de configurar una tríada de propuestas originales y terroríficas que harán las delicias de los amantes del género.
El guilty pleasure del mes vuelve a ser Tulsa King (SkyShowtime), que con su segunda temporada consagra a nuestro querido Sylvester Stallone como el héroe de acción ochentero por excelencia. A pesar de todo el bótox que rellena su cara, nadie como él sabe enganchar a los telespectadores a base de mamporros, conversaciones que huelen a alcanfor y chistes algo rancios, pero que funcionan a la perfección como divertimento palomitero de primer nivel. Nuestro gánster old school sigue sobreviviendo en Tulsa enfrentándose a nuevos enemigos random con motivaciones de no más de una línea de guion, pero que son excusas perfectas para disfrutar del mejor Sly.
Para acabar el mes, nada mejor que unas recomendaciones de miniseries patrias. Encabeza la lista una de las sorpresas del año, Querer (Movistar+), que aborda algo tan espinoso como el abuso sexual dentro del matrimonio y todos los obstáculos que surgen a raíz de la denuncia. La suya es una historia llena de aristas y matices que, por la normalidad y cotidianidad con la que toda la historia fluye, asusta.
En un tono más cómico nos llega Celeste (Movistar+), con una magistral Carmen Machi en el papel de una inspectora de Hacienda que, en su último trabajo antes de jubilarse, se encarga de investigar el fraude fiscal de una famosa cantante internacional que tributa en un paraíso fiscal, pero que se sospecha pasa más de la mitad del año residiendo en España. Ni confirmo ni desmiento que se pueda basar en el litigio que mantuvo con Hacienda la cantante colombiana Shakira, pero, vamos, que todo se parece demasiado.
Y ya para finalizar, una de acción que rebusca en nuestra historia para contarnos el caso del atraco con rehenes del Asalto al Banco Central de Barcelona durante los delicados primeros años de la transición española. Aunque a nivel de producción se queda un poco corta, sí logra recrear la tensión tanto dentro como fuera del banco, sin saber si los atracadores tienen algo que ver con militares golpistas, mientras todo parece formar parte de una conspiración de Estado mucho más grande que los atracadores, la periodista, el fotógrafo y el detective que lleva el caso. Poco a poco, las producciones españolas van tocando todos los palos a los que nos tienen acostumbrados los americanos desde una perspectiva patria y cada vez van adquiriendo una identidad propia más interesante. Este es el camino.
Y poco más que contar, porque me tengo que ir rápidamente para repasar todas las series del año y preparar los tradicionales rankings navideños, que son como el portal de Belén: sin ellos, parece que no hay Navidad. ¡Nos leemos y escuchamos muy pronto!