Violencia política en Brasil – 27 de septiembre
Brasil está viviendo las elecciones más violentas de su historia democrática. Tres militantes o simpatizantes del Partido de los Trabajadores han sido asesinados a manos de seguidores del presidente Jair Bolsonaro. Otras, han sufrido agresiones verbales o acoso en redes. Los agentes de la Policía Federal encargados de la seguridad de Lula da Silva, candidato del PT, han pedido refuerzos urgentes: quieren blindados, drones, más personal. En una carta a sus superiores, aseguran que la violencia que está viviendo el país es inédita, y que con los medios que tienen «ven difícil asegurar la integridad física del candidato».
A cuatro días de las elecciones, Lula da Silva lidera las encuestas hasta el punto que podría resolver las presidenciales sin necesidad de una segunda vuelta. Los bolsonaristas se revelan. Maria Eliza, que ha participado en una manifestación a favor del presidente que puede dejar de serlo, dice a TVE que, si gana Lula en el primer turno, «habrá una guerra civil en Brasil». Maria Eliza es evangélica, cree que Bolsonaro está en la presidencia del país por voluntad de Dios. Identifica a Lula y a la izquierda con la corrupción, una lacra que el país arrastra desde los tiempos que era colonia. Jackson Villar, candidato bolsonarista a diputado, nos dice: a los corruptos e izquierdistas les daré porrazos.
La mayor operación contra la corrupción en Brasil se llamó Lava Jato y acabó con Lula da Silva en la cárcel, acusado de favorecer a empresas constructoras a cambio de un apartamento. Al cabo de unos meses, le pusieron en libertad porque el proceso fue injusto e inválido. Lava Jato terminó con la posibilidad de que Lula ganara las elecciones de hace cuatro años, pero también laminó a las mayores constructoras del país. Sobre esa gran operación, se levantó el poder de Bolsonaro y su ejército de soldados de Dios. Su gobierno ha despreciado a la industria y privilegiado el agronegocio: grandes dividendos para los latifundistas, pero poco empleo y productos importados. Brasil se autocolonizó.
En São Paulo lleva tres días lloviendo. Con el agua, la ciudad más grande del país se convierte en un escenario urbano como el de Blade Runner, donde los agentes del gobierno daban caza a los androides rebeldes, consentimientos. En la capital paulista hay un homicidio cada dos días y la policía recoge cadáveres. En la estación de autobuses de parque dom Pedro II, anoche un muerto yacía en la plataforma. Homicidio. Había curiosos inevitables que miraban mientras hacían cola para subir al bus. Cleonice se asusta al principio, pero luego nos dice que lo peor es que el cuerpo quedará ahí durante horas, abandonado, porque en la mayor ciudad de Brasil faltan coches para transportar a los muertos.
Extramuros es una columna informativa de Efecto Doppler, en Radio 3. Puedes escucharla aquí.
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