Cinefórum CCLV: «Seis mujeres para el asesino»
La semana pasada nos enfrentábamos en nuestro cinefórum a La escalera de caracol, una película cuyo mayor acierto es la prefiguración de ciertos modos de dirección y planificación de escenas que terminarán floreciendo en el giallo y el slasher. Nos referimos, sobre todo, a esa magistral escena que enmarca la llegada de la protagonista a la casa en que trabaja, con un asesino misterioso y enguantado que la sigue y la observa, tomando la cámara su punto de vista. Es fácil entender que de ese espíritu voyeur nacería una manera de dirigir el terror que terminaría dando frutos que siguen frescos hoy en día en el género.
El giallo, precursor a su vez del slasher, siempre se suele unir a la figura de Dario Argento. Sin embargo, su verdadero creador no fue el de Roma, sino otro director bastante más mayor y que había nacido en San Remo. Mario Bava es posiblemente el gran nombre del terror italiano, un autor capaz de pasearse por diferentes subgéneros e ir plantando todo tipo de pistas que otros seguirían. Así fue el autor de Terror en el espacio, que siempre se ha considerado como una influencia básica de Alien, el octavo pasajero. También culminó el gótico italiano con obras como La máscara del demonio, se paseó por los supervillanos con Danger: Diabolik y creó la obra más cercana al futuro slasher estadounidense con Bahía de sangre. Por supuesto, además de todo esto, inventó el giallo.
Seis mujeres para el asesino es considerada de manera canónica el primer giallo pleno. Es cierto que el propio Bava había facturado ya un año antes, en 1963, La muchacha que sabía demasiado, primera piedra del género, pero es en Seis mujeres para el asesino donde destila definitivamente la fórmula y construye un mundo propio; el de la Italia oscurantista y criminal en la que monstruos enmascarados y enguantados acechan en la noche, vigilando a sus víctimas con motivaciones bastante peregrinas y un gusto enfermizo por el asesinato creativo. Esas seis mujeres del título son, en gran parte, las primeras víctimas reales del giallo.
Más allá de su importancia fundacional en el giallo, lo cierto es que Seis mujeres para el asesino es una cinta que sigue funcionando a día de hoy. En Italia se promocionó como una película de misterio, un whodonit en el que los espectadores, sin embargo, debieron sorprenderse rápidamente porque la cinta no tenía ningún interés en plantear pistas o líneas de investigación. Su atención estaba centrada en una serie de elaboradas escenas de asesinato. Ese cambio del objeto de interés hace que todo se sienta diferente, que pasemos de una historia de misterio en un entorno de la alta sociedad a una sórdida historia de terror con rastros de erotismo siempre que se puede. Seis mujeres para el asesino se convirtió en un estándar al que aspirar por el resto de realizadores italianos, una piedra de toque de un género que podía traer el éxito comercial. Tengamos en cuenta que, hasta 1970, llegará El pájaro de las plumas de cristal de Argento. Durante seis años, el giallo era Bava, del que Argento lo aprendería casi todo, siendo su cine una reducción a lo esencial o a lo absurdo de lo que Bava planteó.
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