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The Chameleons – «Swamp Thing»

En el Reino Unido hay muchas ciudades que pueden reclamar la grandeza musical. Está Londres, claro, que para algo es la capital y es tan grande que vio nacer a los Sex Pistols. Está Liverpool, que tiene a los Beatles y con eso es suficiente. Pero las dos tiemblan cuando se menciona a Manchester, esa ciudad del norte de Inglaterra en la que parece que solamente existen el fútbol, la música y la depresión del fin de la industrialización. Y no necesariamente en ese orden.

La gran escena mancuniana fue, sin ninguna duda, la que nació tras la visita de los Sex Pistols a la ciudad en junio de 1976. Los vieron cuarenta personas, pero allí nació toda la escena musical que terminaría colocando a la ciudad como la capital del país. Lo contaba muy bien Michael Winterbottom en 24 Hour Party People, pero por supuesto se le quedaban muchas cosas por el camino. No solo estuvo allí el origen de Joy Division, la consagración de los Buzzcocks, Simply Red, Durutti Column, The Smiths, The Stone Roses, Happy Mondays… También había muchos grupos que no llegaron a la fama, pero que contribuyeron y en algún caso siguen contribuyendo a la música muchos años después. The Charlatans, Northside… O nuestro grupo de hoy: The Chameleons.

Fundados en 1981, The Chameleons se separarían por primera vez en 1987. Esos seis años les darían para firmar tres discos sin mácula en los que su estilo va avanzando para culminar en el monumental Strange Times. Para entonces, al parecer, los miembros del grupo ya no se soportaban entre ellos. Bastó la muerte de su manager para que todo explotara y el grupo desapareciese. Para entonces ya habían firmado Swamp Thing, una canción que por sí sola los podría colocar en el panteón musical de los años ochenta.

Tristemente, la canción no hace referencia a la etapa de Alan Moore en el mítico personaje de DC en aquella década: la letra es esencialmente impenetrable y oscura, una pieza impresionista que busca emocionar sin falta de dar una explicación. Y lo consigue. Lo importante no es el sentido o la unión de las frases, si no las imágenes que conjuran en nuestra mente. Y para eso tienen que ir unidas a una música que las rodee del ambiente necesario, algo que The Chameleons sabían hacer de sobra. Tocaban con dos guitarristas principales que parecían hablar uno con el otro mediante sus instrumentos, siguiendo ejemplos como Television. Mientras tanto, Mark Burguess ejercía de cantante y bajista, dando consistencia al sonido y, a la vez, aportando una voz inconfundible que oscilaba entre el grito rock y el recitado más punk. La batería implacable de fondo culminab un conjunto perfecto.

Pero en Swamp Thing llegaron más allá, sobre todo por la larguísima e impresionante introducción de la canción. Aquí, las dos guitarras se van abrazando y separando, creando un paisaje sonoro lleno de misterio, en el que la batería y el bajo tienen la responsabilidad de aportar la sensación de nerviosismo, la tensión contenida que rodea a un riff que podría durar toda la eternidad. Cuando finalmente suena la voz, todo parece completarse, manteniendo una tensión que, sin embargo, se resuelve de manera perfecta en varios momentos de la canción. Así, una y otra vez. Finalmente, todo tiene que acabar con un fundido, única manera de resolver una canción que parece imposible de contenerse, que da la impresión de ir a sonar hasta el fin de los tiempos.

The Chameleons volverían a reunirse para regalarnos un disco de estudio y dos acústicos a principios del siglo XXI. Pronto volverían a separarse, porque a veces el tiempo no lo cura todo. Desde entonces, quien quiere escucharlos tiene la oportunidad de acercase a ChameleonsVox, el proyecto de Mark Burguess para seguir tocando el catálogo de la banda. Pero, aunque ellos ya no existan, siempre nos quedará su pasado, siempre nos quedará Swamp Thing, segundo sencillo y gran joya de Strange Times, un disco del que Noel Gallagher dijo que le volvía loco. Después de todo, había salido al mercado cuando el mayor de los hermanos de Oasis tenía diecinueve años y él se escuchaba a sí mismo en todas las canciones. Se pueden decir muchas cosas de Noel, pero es indudable que siempre tuvo buen gusto.

Ismael Rodríguez Gómez
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