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El Estrella Roja campeón de Europa en 1991

En la primavera de 1991, la República Federal Socialista de Yugoslavia, estaba dando sus últimos coletazos. Los episodios más significativos de aquellos meses formaban seguían la trayectoria que acabaría llevando hacia su desintegración a comienzos del verano de ese mismo año.

El 9 de marzo de 1991 se llevaron a cabo varias manifestaciones contra Slobodan Milošević (el presidente de Serbia) en Belgrado, pero los policías y los militares salieron a las calles con órdenes de restablecer el orden. Dos personas resultaron muertas. A finales de marzo, el incidente de Plitvice Lakes se percibió como uno de los primeros indicios de la guerra abierta que se estaba larvando Croacia: el Ejército Civil Yugoslavo (JNA), cuyos altos oficiales eran principalmente serbios, se mantuvo neutral, pero a medida que se sucedían los acontecimientos se fue involucrando cada vez más en las políticas del Estado.

El 1 de abril del 91, la SAO Krajina (una de las regiones de Croacia con mayoría de población serbia), declaró unilateralmente su intención de separarse de Croacia. La otra comunidad significativa dominada por los serbios en el este de Croacia (Eslavonia) anunció que también se uniría a la SAO Krajina. Zagreb mantenía, en ese momento, una pugna relacionada con el pago de impuestos a Belgrado, y las entidades serbo-croatas decidieron, como respuesta, dejar de pagarle impuestos a la capital croata.

Y mientras sucedía todo esto, mientras Yugoslavia se dirigía a su cruenta disolución, un equipo de Belgrado, un equipo serbio, estaba jugándose la posibilidad de convertirse en el mejor equipo del continente. En el mejor equipo de los eslavos del sur de todos los tiempos.

A mediados de los años 80, el Estrella Roja tenía una trayectoria irregular, con sólo un título de Liga (el de 1984) en seis temporadas. Se emprende entonces una política de fichajes de jóvenes talentos para buscar el dominio en el fútbol yugoslavo y poder competir con garantías en la Copa de Europa. En 1987, llegan al club Prosinecki y Sabanadzovic; en 1988 Pancev, Savicevic y Najdoski; en el 89, Belodedici y Jugovic; en 1990, Mihajlovic. Estos jugadores, junto al veterano Stojanovic bajo palos, conformaron la columna vertebral del Estrella Roja de la temporada 90-91 y fueron campeones de Liga en 1988 y en 1990, y de la Copa Yugoslava también en 1990. El primer objetivo, dominar el fútbol yugoslavo, se había conseguido.

En los banquillos, sin embargo, había un desconcertante baile de técnicos. Velibor Vasovic ocupó el banquillo entre 1986 y 1988; Branko Stankovic, durante la temporada 88-89; Dragoslav Sekularac, resistió también solo una temporada, la 89-90. Para el siguiente año se fichó a Ljupko Petrovic, procedente de la FK Vojvodina, que había sido campeona de Liga en 1989. No obstante, a pesar de los vaivenes en el banquillo, el estilo de juego permaneció invariable: la del Estrella Roja era una atractiva manera de entender el fútbol, con Prosinecki como gran director de orquesta; pero, aunque su calidad era suficiente para conquistar títulos en Yugoslavia, poco pudieron hacer frente a uno de los episodios más vergonzosos de la historia de la UEFA.

En la 2ª ronda de la Copa de Europa de la temporada 88-89, el conjunto yugoslavo se enfrentaba al gran A.C. Milan de Arrigo Sacchi. En la ida, disputada en San Siro el día 26 de octubre de 1988, el Estrella Roja logró un valioso empate a 1. La vuelta se disputaría el 9 de noviembre en Belgrado. En el minuto 50, Savicevic marcaba el 1-0. Quince minutos después, el árbitro, el alemán Dieter Pauly, decreta la suspensión del partido por la espesa niebla que había. Hasta aquí, todo normal. El partido se jugaría al día siguiente, cabría pensar, desde el minuto 65 y con 1-0 en el marcador. Pero incomprensiblemente se decretó la repetición del partido completo, desde el primer minuto y sin que el gol de Savicevic del día anterior valiese para nada. En la repetición, Van Basten adelantó al Milan en el minuto 34 y, aunque cuatro minutos más tarde Stojkovic puso el empate en el marcador, en la tanda de penalties Savicevic y Mrkela fallaron sus lanzamientos y el Milan pasó a cuartos de final.

La siguiente aparición del equipo de los Crveno-beli (Rojiblancos) en la máxima competición europea sería ya en la temporada 90-91. En primera ronda, arrancaron con un empate en casa ante el Grasshopper suizo, pero luego aplastaron al equipo local en Zúrich, ganando por 1-4. En octavos de final, se enfrentarían al Glasgow Rangers, ante el que conseguiría un 3-0 en casa en la ida, y un 1-1 en la vuelta, disputada en Ibrox Park. En cuartos de final , el Dynamo de Dresde no fue rival: 3-0 en casa, y 1-2 en la vuelta (aunque el resultado se sustituiría por un 0-3 para el Estrella Roja, debido a los disturbios protagonizados por la hinchada alemana, que hicieron suspenderse el partido a falta de diez minutos para el final).

La ida de las semifinales, enfrentaría al Estrella Roja a uno de los grandes equipos del continente: el 10 de abril de 1991, en el Olímpico de Múnich, el equipo de Belgrado se enfrentaba al Bayern de Munich en el partido de ida de las semifinales. En el minuto 22, Roland Wohlfarth adelantó a los bávaros, pero Pancev, al borde del descanso, y Savicevic en el 70, remontaron hasta el 1-2 final.

Dos semanas después, el Estadio Estrella Roja de Belgrado, más conocido como Pequeño Maracaná, albergaba un partido histórico: Mihajlovic adelantó al equipo local en el 25. Sin embargo, el Bayern devolvió la moneda de la ida, remontando el partido en cinco minutos, con goles de Augenthaler y Bender, ya en la segunda mitad. El Estrella Roja se lanzó al ataque y finalmente fue el propio Augenthaler el que marcó en propia puerta el empate a 2 definitivo, que daba el pase a la final al equipo serbio, en el minuto 90. El Estrella Roja estaría pelearía por la Copa de Europa en Bari.

Por fin, 25 años después, un conjunto yugoslavo se colaba en la final de la máxima competición continental (antes lo había logrado el Partizán de Belgrado, el eterno rival del Estrella Roja, en 1966). El rival sería el Olympique de Marsella, otro gran conjunto de la época. El 29 de mayo de 1991, en el estadio San Nicola de Bari (Italia), tenía lugar la gran final. El Estrella Roja jugó con los inolvidables Stojanovic; Sabanadzovic, Najdoski, Marovic, Belodedici; Mihajlovic, Prosinecki, Jugovic, Binic; Pancev y Savicevic. Durante el encuentro, los dos equipos mostraron un respeto al rival propio de la ocasión; el Estrella Roja, sobre todo, llevó a cabo un partido prudente y defensivo. El 0-0 final abocaba a la tanda de penalties.

Y si dos años y medio antes la suerte había dado la espalda al equipo yugoslavo ante el A.C. Milan, esta vez la moneda caería de cara. Manuel Amoros fue el único lanzador que erró y eso llevó el marcador hasta el 5-3 definitivo. El Estrella Roja era campeón de Europa y, con su título de Liga, acababa de conseguir un doblete histórico.

Era un equipo joven, valiente, justo campeón del torneo, y que siempre quedará en el recuerdo de los hinchas del fútbol. Pero el inicio de las Guerras de Independencia Yugoslavas (1991-1995) puso fin a la trayectoria de este eterno equipo.

Esta fue la final de la Copa de Europa de 1991, disputada en el estadio San Nicola de Bari. Así fue como los Crveno-beli entraron en las páginas de oro de la historia del fútbol:

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